09 mayo 2012

rafael moneo, premio príncipe de asturias de las artes... y aficionado a los toros desde la infancia

El arquitecto Rafael Moneo ha sido reconocido hoy con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.


Rafael Moneo, autor de la reforma y ampliación de la plaza de toros de Pamplona, es aficionado a los toros desde la niñez, cosa que no le ha causado ningún trauma ni le ha hecho perder un gramo de sensibilidad artística.

—Alguien que ha trabajado en Dinamarca, en Los Ángeles, en Harvard, no es precisamente un castizo. Pero te gustan los toros.

—No hace falta ser un castizo para que a uno le guste la Fiesta. Tú lo sabes de sobra. Yo nací en Tudela y, allí, desde que era niño, el toro estaba muy presente. Como tantos niños, yo jugaba a los toros y estaba interesado por los encierros.
—¿Te consideras aficionado?

—He mantenido siempre la afición, el interés por la Fiesta, pero no de asistir muchas tardes. He ido a los toros, sobre todo, en San Fermín y en San Isidro, con amigos; también, cuando seguía a algún diestro que me interesaba especialmente.

—¿Cuáles han sido esos toreros?

—Antonio Ordóñez, por la suavidad, la naturalidad, el temple; Paco Camino, por el mando; Antoñete, por el sentido de las distancias, algo tan importante para un arquitecto; ahora, José Tomás, por la sensación que transmite de estar solo con el toro, olvidándose del público.

—Las Plazas condicionan en gran medida el espectáculo de la Tauromaquia.

—¡Sin la menor duda! Las Plazas han contribuido de modo esencial a definir lo que es la Fiesta: las dimensiones, la cercanía al ruedo, la visibilidad, la luz. (Yo no entiendo las Plazas cubiertas). Es crucial, también, su relación monumental con la ciudad.

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