10 mayo 2017

el san isidro número 70



Sí. 100 de Manolete, 175 de Miura, 25 de Montoliu, pero el jueves comienza el San Isidro número 70 y también, qué carajo, hay que celebrar la vida. Los Papas de Las Ventas deberían rendirle tributo a don Livinio. Ahora la curia venteña la preside Simón Casas. Pero se le ha pasado que su primer San Isidro es el número 70. Número redondo. Un evento cultural alcanzando sus 70 ediciones, contra viento y marea, metido de lleno en la modernidad, menudo gustirrinín, por cierto, sacar tu entrada para día de máxima expectación sin esperas ni desesperos, merecía algo más. ¡70, qué se entere el mundo! A lo mejor el guarismo picaba más que el propio Manolete que ya lleva una puñado de carteles este año. Además, si lo llega a saber el monstruo de Córdaba, seguro se habría anunciado en aquel primer San Isidro, maravillosa ocurrencia de Livinio Stuyck, que de cuatro corridas de toros y una novillada, hoy son 25 corridas de toros, cuatro de rejones y tres novilladas de forma continuada durante todo un mes. Un 70 bien gordo. Y Manolete para la corrida de la cultura esa mismamente. No huebiera quedado mal.


El San Isidro 70 llega en pleno ataque del peruano Roca Rey por hacerse con el cetro del toreo. Su primer triunfo ha sido ya agotar el papel de sus dos tardes anunciadas en apenas cinco días. El toreo debería patrocinarle una campaña en beneficio mutuo. Es nuestro Jordan. Fenómenos de estos no salen todos los días, y menos hoy en día donde la competencia es tan feroz en  el show bussines global. Y resulta que tenemos eso, un referente global. Lo que pasa es que esto es el toreo, el reino de las envidias silenciosas. Pero es que Roca Rey viene de poner a todos de acuerdo en Sevilla con la faena más perfecta de la Feria de Abril.

Otra cosa es si hablamos de las más torera o más emocionante. Ahí manda Antonio Ferrera, consagrado ya por fin a auténtico maestro en la materia. Cosa que también ha costado lo suyo: le colgaron tantos tópicos, que han tenido que pasar treinta y pico cornadas y varios huesos rotos para que la idea de que Antonio Ferrera lleva el toreo metido en el alma cunda entre el personal.  Por fin. Ese ha sido su gran triunfo tras el paso por la Maestranza en la temporada que reaparecía de ingrata lesión. Tras Sevilla no debería quedarse fuera de ninguna gran feria como pasó en las pasadas de València y Castellón.

De Sevilla a Madrid. De la invención de un catalán y un vasco, por la Feria de Abril, a la ocurrencia de un empresario de ascendencias belga, hoy en manos de un francés aliado con empresa turística y que tiene en un joven de Lima, Perú, de 20 años y buena famimilia, a su principal atractivo anunciado en dos tardes de 32.

Miura es el único nombre que se repite de aquel San Isidro de 1947; ahora, 70 años después, le toca echar el cierre. Porque al final es el toro de lidia lo que nos pervive y da sentido. Habrán pasado papas y papistas, toreros y formas, empresas y tantísimas ilusiones, que al final es el misterio escrito en M mayúscula. Eme de misterio. Eme de Miura. Hasta entonces, hasta llegar a ese 11 de junio transcurrirá un mes de toros, y todavía quedará la resaca de la Beneficencia y Cultura, donde al menos, en esta última, han dejado un hueco por rellenas esperando que salte la sorpresa. Todo un detalle.

Hay varios tipos de carteles. Los de figuras, los toristas, los medianos con interés y los flojos. Simón Casas no ha sorprendido con su primer San Isidro. Los carteles redondos o atractivos nada más verlos no abundan. A lo mejor, si Simón Casas no se hubiera puesto a coapoderar a toreros nada más hacerse con Las Ventas los carteles habrían salido mejor y más interesantes de car al público ni con otros intereses. Pero en definitiva esto es San Isidro. Y si Simón Casas no ha sorprendido, el conservadurismo de las figuras, tampoco. Salvo Talavante, que une interés de cartel de figuras y torismo apareciendo con la de Victorino.

Hay nueve carteles con lo que nos atrevemos a llamar figuras. Aunque no todas lo son ni mucho menos. Contando la tarde de los victorinos. Hay ocho corridas de toristas, contando la de Victorino, también la novillada de Flor de Jara y la corrida de La Quinta, que no va al final, sino la primera de todas. Y luego salen otros ocho carteles con intereses variados: juventud, toreros muy de Madrid o toreros con necesidad de triunfar sí o sí. Corridas con posibilidad de embestir son todas. Mira si me ilusiona esto. Empezando por la primera. Suerte a todos en el San Isidro número 70.

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PS: Por cierto, ¿os acordáis del año pasado, de aquel evento animalista y contestatario para con San Isidro en el que se invirtió una cantidad pornográfica de dinero público llamado Capital Animal? Pues eso, en su primera edición murió de tanto odio y despilfarro.








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