Los aficionados paladearon la faena al primer toro del Fino, al que a lo
mejor en otras circunstacias de público o plaza le corta una oreja o al
menos se da una celebrada vuelta al ruedo. Breve y bueno. Sobre todo,
diferente.
Contra viento y marea, El Cordobés: Bajo los tendidos de sol en una tarde gris, con unas pocas gotas y la
felicidad. Eso es El Cordobés. Ni trampa ni cartón. ¿Toreo profundo? No,
para qué.
El Fandi por su parte puso hasta ocho pares de banderillas. Son sus armas. Eso y la variedad capotera. La moviola, la demostración de facultades. "Mucho Fandi, mucho fandi" gritaba el pueblo en el sexto.
Eso es los que venían buscando los que por poco llenan el coso de la calle Xàtiva.
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