Robleño con el imponente y complicadísimo 'Habitante', quinto miura de la tarde
Plaza de toros de València, 13 de marzo de 2013. Quinta de la Feria de Fallas. Toros de Miura, imponentes, pero asperos y muy complicadas y uno de Valdefresno (2º bis) que manseó pero que tuvo posibilidades hasta que se rajó. Rafaelillo (silencio y ovación), Fernando Robleño (ovación y silencio tras dos avisos) y Javier Castaño (silencio en ambos). Cerca de media entrada (unos 5.000 espectadores). [VÍDEO]
Dicen que cuando la Santa y Apostólica Iglesia Romana se quedó sin Papa tras la dimisión de Ratzinger un rayo cayó sobre la cúpula de Miguel Ángel. Dicen también que la lluvia ha arreciado estos días en Roma mientras el cónclave discutía y discernía el futuro en busca de un nuevo Papa. Y hasta una gaviota se posó hoy mismo durante media hora sobre la chimenea por donde tenía que salir la fumata cual Espíritu Santo. Cuántas premoniciones, ¿no? Ahora sólo falta que mañana, tras el habemus Papam de esta tarde, salga un sol reluciente para escribir un cuento para la historia precioso y con un happy end que lo flipas. Así que el dia que conocimos al Papa Francisco, en València, en su plaza de toros, anunciaron Miuras y con los vientos huracanados y el frío siberiano aquello parecía que la santa madre tauromaquia dirimía su razón de ser midiendo hasta dónde unos y otros somos capaces de soportar por esta Fiesta, que es rito quasi religioso o más. Y al final, pese a todo y el enrevesado mensaje que arrojó la tarde, incomprensible para los más, la fe inapelable obligó a clamar: ¡habemus héroes!
En claro la Iglesia Romana se lleva al argentino Francisco I y eso reporta felicidad pese a los problemas, y gordos, a resolver y que son de dominio público, pero que ahora mismo no vienen al caso. En cambio, nuestra Fiesta tendrá que seguir debatiendo y cargando culpas según sople el viento. Y está claro, que pensar en una de Miura es mucho más fácil en medio de un temporal apolíptico. Y hoy no valió la de Miura por imposible como el otro día tampoco la de Jandilla por hueca. En fin, qué les voy a contar.
El caso es que esto de la maltrada tauromaquia sigue siendo cosa de héroes y de animales imponentes. De auténtico héroe era estar vestido de luces ahí en medio de una tarde de perros, miuras y mala leche. Y los que se subieron al tendido o a unas nayas abarrotadas también se ganaron tan heróico título.
La tarde parecía dirimir eso, hasta dónde, unos y otros, éramos capaces de soportar por esta Fiesta. Y el primero que pareció apearse fue el que representaba a la autoridad. Casi, casi como Ratzinger. Salió un miura con un temple especial, rematando en tablas, cargándose la minicámara del plus de dos navajazos, con cosas de bravo, pero perdió una vez las manos, dos como mucho, y pese a que se fue de largo al peto, franco en su trote, el presidente lo devolvió cubriendo de gloria antitaurina una vez a ese palco de la Plaza de Toros de València que el otro día se tragó novillos que no dejaban de derrumbarse, lo mismo que le chuleó un triunfo rotundo a Román y el premio póstumo a la bravura al fuenteymbro 'Tañidero'. En estos casos hay que decirlo todo, para entenderlo y asumir la normalidad de que donde no hay afición, nada se puede sacar.
Los cinco de Miura y otro de Valdefresno (segundo bis) tuvieron su aquel. Seguro, la lidia más fácil de contar fue la del Valdefresno. Casi, casi una ciencia exacta el lisardo-atanasio, cargado por delante, aleonado y cornipaso, y de nombre 'Cigarrito'. Línea de abolengo. Se hizo el amo o no tuvo quien le mandase en los primeros tercios. No era tarde, además, para florituras con las telas. El pulso se empató en el último tercio. Respondió el animal en bravo por abajo, haciendo el avión. Fueron 15 muletazos los que tuvo, tenía o podía tener hasta que de nuevo volvió a llevar la dirección según su querencia el valdefresno.
Fernando Robleño ni se puso a merced de la metereología con el toro en los medios, que habría sido lo suyo, ni cuando se quiso dar cuenta pudo sacar de la querencia, culata pegada a las tablas de toriles. Pese a ser el comportamiento tipo, siempre fue por delante el toro. Matarlo costó un quinario.
Y deshacerse del quinto más todavía. Fue un Miura descomunal e imponente. Precioso, tanto que, si no marcase la tablilla 605 kilos y por sus dimensiones se saliese del mapa, me atrevería a decir que era fino de cabos y todo. Una brutalidad, áspera y tremebunda, hachazo va, hachazo viene con la que Robleño se pasó de tiempo y concedió demasiadas oportunidades, las justas para que el miura se pusiera imposible, se defendiese por delante complicando meterle la espada, y aún con la espada entera, aquellos arreones que necesitaron de los tres matadores y una cuadrilla en el ruedo en esa persecución por el ruedo mientras sonaron dos avisos y sobre la campana se acertó con el descabello.
Para entonces tendido arriba, quien podía se tapaba hasta las orejas y si lo de tuitear era prácticamente imposible con los dedos a punto de la congelación, como para dejar fluir las muñecas para volar las telas. Esa es otra. Si complicada fue la corrida, más aún por el temporal.
El primero embistió de salida como un tigre. Con los pitones y las pezuñas a la vez le arrancó el capote a Rafaelillo. Luego desarrolló el sentido, echó el freno de mano, encendió las alarmas y cuando ya le habían metido un espadazo el tal Galguero era todavía el amo. En segundo lugar nos quedamos con ganas de ver a 'Cachero', que lo cambiaron por un valdefresno tipo.
Con el tercero el frio acabó de calar, todo lo que siguió a partir de ahí merecía el calificativo de gesta. Tito Sandoval lo bordó a caballo y David Adalid y Fernando Sánchez pusieron literalmente la plaza en pie con las banderillas. Castaño permitió el espectáculo, pero luego se agrió el toro, el viento entorpeció, y de solvente no pasó el salmantino.
De Rafaelillo con el cuarto, la estocada tras la lucha. De ovación merecida. El sexto blandeó, éste sí blandeó de verdad. No hubiera estado de más echar el otro Valdefresno, pero casi todos querían pirarse. Adalid la volvió a liar con los palos. Castaño se fue a la batalla, la solventó con profesionalidad y nosotros corriendo a por un chocolate bien calentito y de paso a conocer al Papa Francisco.
Entre Miuras nos enteramos del Habemus Papam. De que en la Fiesta Habemus Héroes, los había y los sigue habiendo de vez en cuando vale la pena recordarlo con una de Miura, porque eso es lo que la hace grande.
1 comentario:
Es curioso entre los taurinos, que cuando en el ruedo se produce una decisión contraria a nuestro entendimiento ya todo huele a antitaurino. El toro, para mi estuvo bien devuelto. Y sino lo hubiera devuelto no acusaría al presidente de antitaurino, simplemente mi opinión sería contraria a la suya.
Un poco mas de respeto a mucho aficionados que si pedimos la devolución de la res, porque no estaba en condiciones de aguantar en el ruedo para lo que hubiera sido una maltrecha lidia.
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