Plaza de toros de Castellón, 3 de marzo de 2013. Feria de la Magdalena. Toros de Fuente Ymbro de correcta presentación y variado comportamiento. Buenos 2, 3 y 5. Finito de Córdoba (silencio y silencio tras dos avisos), Matías Tejela (oreja y palmas tras aviso) e Iván Fandiño (oreja tras aviso y ovación tras aviso). Cerca de tres cuartos de entrada (unos 7.000 espectadores). [VÍDEO]
El hambre es fea. Eso me ha dicho siempre mi padre. Tener hambre, nosotros qué vamos a saber de tener hambre. Fam, en valenciano. La fam és molt lletja. Es muy fea. Hambre, en Somalia y cada vez más cerca. En todas partes, también en Castellón. Eso es feo. Lo demás, mejor llamarlo apetito. Por respeto y un poco de conciencia. Por eso este año, la reubicada Corrida de Beneficencia castellonense cobraba sentido: al arrastrase el tercero se anunciaba por megafonía que 62.000 eurazos se iban hacia los comedores sociales de Castellón y su provincia. Raúl Martí, torero de plata y hombre confianza del novillero Román, me lanzó la pregunta: ¿Y los antitaurinos, esos qué dan? Na-da. Está claro. Y eso es más feo todavía.
Por cierto, ¡entradón en el inicio de la Feria de la Magdalena!
Será fea el hambre. Mucho. La de no tener nada que llevarse a la boca. Pero hay otra que se reconoce en el ruedo y frente al toro y que va vestida de luces que da gusto: el hambre de ser, de querer ser, de reivindicarse una y mil veces y pedir guerra. Hambre de ser torero y mucho más. De no conformarse con lo que se tienen o le conceden a uno. Hambre, un rugido de tripas o de valor que se escucha en todo el tendido.
Ése es el caso de Iván Fandiño, que inauguró su temporada europea en Castellón frente a una de Fuente Ymbro arreando fuerte y luciendo recursos, suficiencia y ese valor que se agarra a la arena y pisa unos terrenos que es incapaz de abandonar. Totalmente dispuesto, hambriento.
Por hambre se dejó crudo al tercero, que le quedó andarín hasta que lo sometió del todo sobre ambas manos. La voltereta a Jesús Arruga en banderillas, por cierto, tremenda y por fortuna sin consecuencias. Comienzo por alto e inmóvil de altos grados de emoción. Ni una rectificación. La primera serie, enroscada. La distancia para dejar venir el gazapeo, la muleta en la cara y el torero entregado. Ni una concesión ni una duda, actitud entregada. Bernardinas de quitar el hipo y estocada que requirió de dos descabellos. Pese a todo le cayó la oreja.
Ése tercero había resultado el más bajo de trapío del conjunto de Fuente Ymbro, pero por su respuesta a la mano baja, obtuvo nota. Como el segundo de pelo jabonero o el quinto. Tres toros de seis y el triunfo que se olió, se palpó, pero no llegó. Bien presentados en general, aunque variada en tipo y trapíos. Los dos más bajos, más finos y más justos fueron los más intensos. Los dos más bastos, fueron los más brutos y los de menos intención. Y entre los medianos, uno fue el más bravo en el caballo de los seis (el quinto) y otro (el sexto) el manso huidizo. Por lo tanto, variada, interesante y encastada la de Fuente Ymbro.
Matías Tejela hizo justo lo que su lote, el mejor, le fue cantando. El jabonero segundo marcó embestida entregada, esa de la que Fuente Ymbro ha hecho marca registrada. Bajo y fino, sin apretar en el peto, fue intenso y profundo en lo demás. Con tocarle sutil, suficiente. Cuando le tocó brusco se embestida venía más subida, con un leve cite allá que se iba. Muy largo el viaje, excesivo uso de la pierna retrasada en Tejela, pero bien vendido el pesacado, desplantes varios y manoletinas de epílogo y estocada desprendida y suficiente. Y su oreja de siempre en Castellón.
Demasiado justo en el quinto la labor de Tejela. Empujó el toro en serio al peto, pero luego quedó en exceso pastueño y con un pitón izquierdo como para liarla. Lo cantó otra vez el toro y luego Tejela no tuvo más que dejarle la tela muerta. Pero las líneas las trazó demasiado rectas y la estocada trasera y tendida al segundo encuentro, pese a ser suficiente no justificó la posibilidad ni de oreja ni de puerta grande.
Quien sí la perdió, la puerta grande e incluso un triunfo de tres orejas en Castellón fue Fandiño. De dos a una por el descabello en el tercero y por culpa de la misma herramienta de una a ninguna en el sexto. El Fandiño dispuesto y entregado de su primer turno se convirtió en el Fandiño capaz de encontrarle las vueltas al manso que se va y no quiere. Intentó darle los medios, le cambió los terrenos y al final allá donde quisó le robó tandas de multezaos de enorme mérito y resolvió la faena sin excusarse en ningún momento por la condición escapista del toro. Otro espadazo parecía cerrar el merecido triunfo, pero los fuenteymbros de su lote pusieron más cara aún su muerte.
Finito de Córdoba estuvo voluntarioso en el inicio de la temporada de su vuelta al circuito de las ferias. Entonces lo que habría que preguntarse es si es necesaria la versión voluntariosa de Finito en esta nueva etapa. Visto que no rompe el toro, ni quiere ni se entrega y se para y se lo piensa y protesta, el Finito voluntarioso no hace falta. Con sus dos ejemplares lo intento. Con el reticente primero le buscó las vueltas con suavidad. A destacar un par de esbozos con la zurda con la figura relajada. Pero no quiso y el cuarto tampoco. Pareció, que se arrebató en redondo, con fino gusto y el negro basto y cuesta arriba, que no. Sin gracia, la misma que eso del Finito voluntarioso. Pinchauvas al rematar al cuarto. Dos avisos.
La combinación del cartel era entre extraña y rara y el resultado lo explicó perfecto. Y al final el hambre, tan fea en la vida, en el toreo marca la diferencia: hambre de ser y reivindicarse no es lo mismo que justificarse o el buscar el triunfo con lo mínimo. ¿Me explico? ¡Qué buenos van a ser esos 62.000 eurazos para dar de comer!
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