Zabala de la Serna así lo cuenta:
Los mayores clamores de la tarde esperaron a 'Pegaso' a última hora. Al sexto de la tarde. Ventura necesitaba dos orejas. Una maravilla los embroques, los quiebros con el pecho a la espera en marcha atrás, con todas las ventajas para el toro. La Maestranza se erizó como nunca antes de que apareciese el caballo aladao. Tremenda la triada de reuniones. Ventura apretaba el acelerador con aplomo para dejarse llegar tanto la embestida. Las batidas sobre "Milagro" sobre la misma boca de riego sostenían una faena superior que por si misma significaba la Puerta del Príncipe. Y así fue.
Fotos :: Arjona
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