14 abril 2013

feria de abril/ manzanares sobre la campana 'salva' una tarde dolorosa y demasiado transparente

El juicio de valor lo hacemos con los elementos que tenemos. O sin los que no tenemos (evidentemente, la tele por ejemplo). La gesta de José María Manzanares en Sevilla en plena Feria de Abril. O más que gesta: privilegio. Porque la relación Manzanares-Sevilla es idílica. Indultos, tardes de triunfo absoluto. Y lo seis toros de Manzanares a Sevilla eran un regalo. De uno al otro, y viceversa.

Pero la solución se atragantó. La tarde dolió, pesó como una losa y al final, solo al final, se abrió a la luz entre la espesura, y Sevilla y Manzanares se volvieron a abrazar. Sobre la campana.


La campana fue la ovación de la afición sevillana y más manzanarista antes del último capítulo. Una ovación rotunda, sincera, un empujón, un 'yes, we can' rotundo. Quedaba un toro, quedaba esperanza y un Manzanares casi abatido, cogió aire y allá que se fue: a porta gayola. Sí o sí. El carácter necesario de figura afloró y al final se levantaron las dos orejas para maquillar una tarde dolorosa y transparente en la que seis toros con sus debes y haberes se antojaron demasiado.

Pero mejor veamos el vídeo.

Resumen 5º abono. José María Manzanares from Maestranza Pagés on Vimeo.

Porque este vídeo de poco más de seis minutos y las transmisión radiofónica a través de @Ondatoros@Carruseltaurino, más la conversarión tuitera y los Whatsapp que llegaban directos desde La Maestranza son los que iban construyendo una realidad que no podíamos ver con nuestros propios ojos a través de la televisión. Aunque más de uno, llegado el momento, habría agradecido que no hubiera televisión. Ni con la espada estaban claras las cosas.

Así lo compartimos arrastrado el tercero. De Victorino Martín. Manso como él solo. Pero es el que toro que marca la tarde y pone en evidencia las carencias de las figuras actuales cuando salen del monoencaste. Y por ahí ha subtitulado Ilián en Marca: 'El toro de Victorino Martín desnuda a un torero muy limitado'.


Escuchando la transmisión radiofónica el segundo, de Domingo Hernández, se nos antoja toro de apuesta, y además así nos lo confirma un manzanarista que presencia in situ la corrida. El Victorino pone un examen a la cuadrilla de Manzanares. Y la banda acaba tocando en honor al tercio de banderillas de Trujillo, uno de los triunfadores de la tarde ya que también se desmonteraría en por su brega al gran sexto. Y con otro pulso, en el vídeo se nos antoja con posibilidades. Lo mismo que el primero o el quinto bis. El único que se niega, se raja y echa la persiana de verdad es el cuarto, con el hierro de El Pilar.

¿Qué pasa? ¿Pesa el hachazo de El Juli de resurrección? Pasa la tarde y cuando el cuarto se para o el quinto se devuelve, todo se hace un mundo. Pensar que El Juli puede arrollar otra vez en la siguiente tarde en Sevilla no hacen más que ensombrecer todos los planes. Pero ahí aparece el corazón de Sevilla, la ovación, el empuje al torero, la respuesta definitiva del torero y las dos orejas al toro de mejor y más boyante embestida de la tarde...

¿Pero realmente qué pasa? Que con seis toros te exiges, al aceptar el reto, a ir más en cuanto a tu tauromaquia y capacidades. Y Manzanares ahí no ha sorprendido, no fue más allá. Quedón donde ya se sabía y mostró a las claras sus carencias en lo demás. La tarde la salvan dos orejas sobre la campana a 'Guasón', de Juan Pedro Domecq, pero la talla de torero seguro y de tauromaquia efectiva y poderosa no brilló en los dos grandes retos que planteó la tarde en segundo y tercer lugar.

 Fotor :: Arjona





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