08 julio 2015

san fermín/ zapatazo al toreo de lópez simón en pamplona

En la escueta previa que le hice a mi padre se lo dejé claro. El bueno es López Simón, le dije (pero se lo dije en valenciano, claro). Y a puro valor, torería, pulso y agarre el espigado madrileño dio un zapatazo brutal. Tremebundo. Claridad y total ausencia de dudas. Ajuste y templanza. Y detrás de todo eso un personalísimo concepto y una filosofía de amor y respeto por la Tauromaquia.


No hace falta entrar en detalles. López Simón sabía a lo iba a Pamplona y no dio puntada sin hilo. De primeras se puso a torear. Hizo del toreo ligado pura magia. Ese momento en el que algo se antoja inverosímil y fluye todo en un palmo de terreno sin saber cómo. Haya donde la gloria y la tragedia se rozan. De ese roce nace el cariño o el toreo. Fue eso y la actitud. Los pitones por la barriga, el muletazo de verdad, el mando y el querer más siempre.

Pamplona en plena bacanal en honor al patrón se le entregó. El nuevo alcalde pamplonés con el hierro de Bildu, Joseba Asiron, le concedió a López Simón tres orejones. Y con ello el pasaporte a la vagón de los figuras del toreo. Quien le niegue la entrada estará atentando con el futuro de la Tauromaquia.

A mi padre me hubiera gustado decirle que a Pepe Moral también lo esperábamos. Pero no está fluyendo esta temporada. La corrida de Jandilla no fue fácil, pero nunca imposible. Exigió mando y templanza. Padilla estuvo borrascoso. Mala tarde. Pepe Moral no dio con las teclas en el momento oportuno. Llegó tarde. López Simón se llevó la tarde de calle. La tarde y el toreo entero.


1 comentario:

Unknown dijo...

CORNADA

“Valiente, López Simón, torero de corazón.”

¿Recibir una cornada?,
a mí no me importa nada,
vengo al ruedo por el triunfo
de los Dioses del Olimpo.

Siempre buscando la gloria,
forjando fiel trayectoria,
plasmo mi verdad taurina,
que en el arte se origina.

Valor, arrojo, hombre fuerte,
confiadísimo en la suerte,
me cuida La Virgencita,
mi vida lo necesita.

Soy torero de fortuna,
de los cuernos de la luna,
preparo muy bien mis tientas,
el paseíllo, en Las Ventas.

Arrimado, más que nada,
¿qué me importa una cornada?,
pitones, rocen mi traje,
del miedo, hoy, me sustraje.

En los gajes de un oficio,
que da cielo o precipicio,
cortando rabo y orejas,
logrando indulto, sin quejas.

Defiendo mi tauromaquia,
realidad, festejo, magia,
me gusta astado cinqueño,
bravo, de casta, de ensueño.

Con más de quinientos kilos,
que levante los suspiros,
más de media tonelada
que, a mí, no me importa nada.

Soy espada, el más osado,
¡madre mía!, toro pasado,
muy cerquita de mi vientre,
Dios proteja al que lo intente.

¡Qué un olé, surque los vientos!,
las palmas sean mis alientos,
de una afición sublimada,
por el toreo enamorada.

Banda de Música, suene,
que un paso doble, resuene,
tóquenme “España Cañí”,
la cuna donde nací.

Viendo llenos los tendidos,
por seres bien entendidos,
en cuestiones de la lidia,
con decoro, sin perfidia.

¿Qué pierdo, al perder la vida,
sufriendo mortal herida?,
revolcado, lastimado,
nunca, jamás me he rajado.

Piel surcada, por raíces,
sangrantes mis cicatrices,
cosidas llevo las venas,
de un hilo penden mis penas.

Aunque sufra otra cornada,
a mí no me importa nada,
mas que cimbrar una Plaza,
soy alma que no fracasa.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 20 de septiembre del 2015
Dedicado a Don Carlos Campos, fiel amante del toreo
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)