Empieza la Magdalena con Varea y su gesto para mostrarse y demostrarse. Día de fiesta y corazones apretados. Todo a la vez. La Tauromaquia mirando al futuro. Un pueblo, Almassora, una ciudad y más que una provincia que casi llenan la Plaza de Toros de Castellón. Motivos sobrados. Canela y azabache: un vestido distinto para un torero distinto. Y el trago de trazar en solitario ese paseíllo. Es el precio de la libertad y la sensatez del que no tiene prisa. Decidir cocerse a fuego lento y a la vez lanzar un órdago a la grande: En casa y tres de Fuente Ymbro y tres de El Parralejo para mí. Tardes así tienen dos, tres o más filos. La moral la curten, la alimentan o la acuchillan directamente. No era para nada fácil. Las sensaciones se acumulan en días en solitario, y Varea las cató en una amplia gama. Pero al final prevaleció el gesto, el amor propio, el carácter, la raza, el orgullo y el pellizco de la diferencia. De momento ya triunfo él y su libertad. Ahora queda el camino.
Muchas cosas. Ese muletazo descolgado, asentado en los riñones, como dormido, en la primera tanda en redondo de la tarde; el natural volado que le ha dado fama; el espadazo al cuarto cuando había pegado un sainete con el vulgar tercero; y la locura desatada en el quinto con ese toreo de rodillas y en redondo de cintura rota, dos muletazos para enloquecer. Y verónicas como perlas, y las medias a la cadera, el mentón atravesando el pecho, y los arabescos y la expresión y una mentalidad despierta que nunca se vio atosigada ni con prisas. Las orejas y el triunfo son de más. Seguramente se trataba más de mostrarse y de demostrarse.
Fueron cuatro orejas, y alguna que se dejó la espada por el devenir de una tarde que tuvo su explosión en el quinto capítulo, con el novillo 'Juaco' de El Parralejo, que en un exceso de triunfalismo fue premiado con la vuelta al ruedo. Fue esa explosión la que carga de sentido y significado la tarde entera. Pero lo ocurrido en los novillos primero, segundo, cuarto y sexto también tuvo bastante miga.
Una farol rodillas en tierra para recibir al primero de la tarde, 'Pelícano' de Fuente Ymbro. Estas son mis intenciones quería decir. Hechuras bien dibujadas. Falta celo en los primeros tercios. Un picotazo. El capote de Varea ya se hace presente a la verónica. Muy a su aire. Correcta la brega de Francisco José Plaza. Lo agradece el novillo. La moneda cambia en el inicio de la faena de muleta. Mandado y sobroso el toreo por abajo, y un trincherazo. El toreo y sus porqués.
Por la mano diestra encuentra ese misterio. El del temple y la distancia. Recoge y eterniza la embestida. 'Pelícano' saca buen fondo. Varea cierra el compás y se descuelga sobre los riñones y las zapatillas. Y surge ese redondo como soñándolo muy cerca de los medios. Al natural no redondea. Cuando se tenía que trazar el natural bueno, la guinda a la serie, el maldito enganchón. Con el epílogo vuelve a subir el tono. Los ayudados y el toreo por abajo. El empaque y una buena estocada que todavía necesitaria de un par de descabellos. Caía la primera oreja.
Cordobinas flexionadas para recoger a 'Actor', de El Parralejo, al que la clase se le desparrama, pero las fuerzas no le sobran. Cómo humilla. Inicio de faena con el cartucho. Pide distancia exacta. Le viene grande esa primera galopada. Pero ya cuando lo cita en tres o cuatro metros, lo para, templa y manda, los naturales alcanzan esa dimensión que alcanza el de Almassora. Por la mano zurda la faena alza el vuelo, lo mantiene con la diestra y en el epílogo saca carácter de novillero, arrea y echa las rodillas al suelo. Un circular ahí. A la postre sería la faena de mejor, más lleno y sólido argumento. Sólido Varea. Pero la espada volvió a despertar las dudas y del premio gordo se pasó a la ovación.
Impresentable el tercero de El Parralejo. Pitones rozando el absurdo y regordías y grandonas hechuras. La vulgaridad en sí, por dentro, por fuera y en movimiento. La única emoción fue en el tercio de varas: con el piquero desarmado con la vara partida, el monosabio echó valor, se agarró al caballo y con el novillo buscándole las vueltas, se libró de un cornadón. Ninguna raza. Varea, que a éste lo lanceo de capa con predominio a pies juntos, no pasó de la corrección, del intento de empujarlo muy hacia adelante sin más opción, para después pegar un sainete con la espada. Menos mal que fue entonces y ya no después.
El colorado es el más bajo. Abrochadito y acapachado, luce el hierro de Fuente Ymbro. Sin excesos, faena de más matices técnicos que expresivos de Varea. Novillo de mucha movilidad y escasa profundidad. Ahí hay listeza, orden y buen manejo. Se acaba cuajando un novillo y, lo fundamental, la espada se muestra contundente. Tal vez ahí es donde se ha visto al Varea evolucionado, al que ha crecido este invierno y que ha trabajado con un Curro Molina, que estuvo toda la tarde pendiente. Ahí llegó la oreja que abría la puerta grande.
Pero hacia falta más y es por eso que en el quinto Varea tocó a rebato. Juaco se llamaba el de El Parralejo. Varea por banderillas. Se escuchaba la ovación de la tarde al rematar al quiebro un voluntarioso tercio. Juaco es pronto, galopa con alegría. Rodillas al suelo en el tercio. Distancia, el novillo como un tren, dos o tres por alto, y a la que viene, le sopla un derechazo sentido, de rodillas, y luego otro, y lo liga, y remata con un de pecho antológico a la hombrera contraria, también de rodillas. Borrachera y estallido. En ese momento Varea, por fin, se sentía triunfador. Todo el esfuerzo y cada decisión ahí cobraron sentido. El toreo y la forma de irse, roto, de la cara del toro, arrojando los trastos... y la plaza en pie. La faena transcurrió repleta de pinceladas y otra estocada. Dos orejas y la excesiva vuelta al ruedo para el novillo.
Queda el último esfuerzo. Y Varea se va a porta gayola. Pero el tal Perdigón tomó el ruedo por la mano izquierda y no hubo encuentro. Perdigón luce hechura de toro. El más Fuente Ymbro de todos y el mejor presentado de un conjunto en el que los de Gallardo estuvieron por encima de los de El Parralejo. Negro y alto de cruz. Saca ritmo ya a la verónica y Varea se lo lleva con él hasta los medios. La media es tal vez la mejor de las muchas que dio. El quite por crinolinas queda en buen intento.
Perdigón había empujado en el peto. Varea se equivoca en la distancia al inicio, muy encima. El mínimo respiro que le dio, lo aprovechó para arrancarse con alegría. Pronto, repetidor y muy fijo el toro. Las distancias y terrenos no fueron los necesarios. Hacia el final de la faena, los mejores pasajes, toreando al natural con la mano diestra. Pinchazo y estocada.
Y al final el sabor del triunfo que Varea alcanzó sintiéndose libre.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Castellón, 28 de febrero de 2016. Primer festejo de Magdalena 2016. Novillos de Fuente Ymbro (1º, 4 y 6º) y El Parralejo (2º, 3º y 5º) de justa presencia, algo por debajo los de El Parralejo. Con fondo el primero, noble y muy humillado el segundo, el quinto premiado con la cuelta al ruedo y bravo el quinto. Varea, en solitario: oreja tras aviso, ovación tras avisio, palmas, oreja, dos orejas, palmas y salida por la puerta grande. Más de tres cuartos (unas 9500 personas)
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