04 mayo 2007

el voto del aficionado

Días atrás, si alguien tuvo la dececia de pasarse por el página de aquel se le suele llamar "La Lirio", la vista probablemente la vista le rebotaría de primeras al ver esa proclama no sé si electoralista-terrorista, y después, según credo ideológico, sonreiría o dejaría caer una buena colección de improperios. Ambos casos aceptados y comprendidos. Ya lo dijo aquel, que "hay gente pa tó".

Hay más. En el número 1.543 de la revista Aplausos con fecha 23 de abril me encontraba con el artículo de Paco Mora. Y uno intenta leerlo todo, y allá que me tiré. "El ejemplo de Castilla la Mancha", un titular que evidenciaba por dónde iban a ir los tiros, por manida su Castilla la Mancha y sus toreros en el autor.

Cuál mi sorpresa (antes hay que decir, ya me había llevado algún sobresalto), ya en el último párrafo empiezo a leer y transcribo: "Por eso todo español que sienta el mínimo amor a la Fiesta de Toros, como elemento inseparable de nuestro acopio cultural, debería quemar su voto antes de echarlo en una urna en favor de la banda cómico-taurina-musical, por no decir crudamente de payasos y zampabollos de caseta de feria, compuesta por los Carod Rovira, Portabella, Carretero, e incluso la ministra Narbona. Tan enconados y maliciosos enemigos del toreo deberían abandonar toda esperanza, como el Dante en su bajada a los Infiernos, de vivir de la política a costa de nuestro voto".

Vergüenza es lo que sentí a leer la parrafada. Más por venir de quien viene, de un periodista que tiene una fobia acusada, que viene de largo -de cuando uno era president de la Generalitat Valenciana y el otro estaba al frente de la radio pública también valenciana- y y que se llama Eduardo Zaplana.

Le preguntaría al señor Mora qué hacemos, entonces, aquí en Valencia, donde la Diputación subastó a las claras la plaza de toros al mejor postor para beneficio propio, o mejor, para tapar el boquete de varios millones que habían dejado antiguos concursos amañados y posteriores sentencias. Sin importarle el aficionado o la dignidad de una plaza de primera. Diga lo que diga, sin duda, no le haré caso.

pd: la pregunta, si no es indiscreción, es ¿cómo debe ser el voto del aficionado? o ¿qué debe regirlo: su afición, su ideología, su conciencia..?

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