A muchos les ha costado, les va a costar, asumir el resultado del 27-M en la "Comoditat" Valenciana, más cómoda ahora que nunca. Como el que va a cambiar y le dicen que no, "que estamos sin cambio" que se tiene que quedar con el billete gordo, el de la mayoría absoluta. Y sólo tienes uno de los gordos, y te miran mal, claro: "pero quién eres tú para llevar uno de los gordos". No entiendes nada y dices: "Pero si yo lo que quiero es cambio".
La enhorabuena a la derecha valenciana porque, así lo han cantado las urnas, su modelo es el que vale: el de los GP urbanos y la America's Cup, el de los hospitales privados y la televisión manipulada, las escuelas de barracones y la especulación descarada. La que patalea agua y AVE ahora como eludiendo sus años de gobierno coincidente en la autonomía y en el centro, y las soluciones -ninguna- ofrecidas. La enhorabuena, que hay más.
La izquierda y el nacionalismo cabal -Esquerra Unida y Bloc Nacionalista-, que por primera vez concurrían en pacto a unas elecciones autonómicas han sufrido su particular descalabro. El PSOE, que debía encabezar ese cambio, lo mismo. Buscar los errores, ardua tarea. Lavarse la cara y encontrar el ánimo suficiente para hacerle la oposición a la tercera mayoría absoluta consecutiva del Partido Popular en la "Comoditat" Valenciana, un mundo ahora que están, quien menos, con el agua al cuello.
Tendrá que ser desde las mismas bases hechas añicos. Porque aquí no sirve aquello del empate técnico, los resultados de la propia área metropolitana de Valencia, Torrent, Paiporta, Sedaví, Mislata, Xirivella, Paterna y un largo étcetera que se extiende a lo largo del resto de la "Comoditat" lo dejan bien claro. Tampoco la excusa de la manipulación mediática desde la televisión pública y otros tantos altavoces a subvención, ni la cantinela de la baja participación. Tienen que buscar razones, no excusas.
Por decir algo positivo, que el nacionalismo valenciano, por fin, tendrá representación en Les Corts.
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Tan sangrante como democrático es el caso de mi pueblo, Catarroja. Venía de una legislatura polémica, en la que se creó un primer pacto formado por UV, extinto partido regionalista que todavía colea en Catarroja, con dos representantes; EU, con un representante; Bloc, con un representante; y PSOE, con siete. El PP con 10, fue el gran damnificado y enviado a la oposición. Pero dos años después, cuando UV por pacto tenía ceder la vara al PSOE, el pacto se rompió, y UV se marchó con el PP. Esto a grandes rasgos, luego vendría el Nou Mil·leni y luego estas elecciones.
Prácticamente igual, esta vez ha sido: PP, 10; PSOE, ocho; EU, uno; Bloc, uno; y UV, que por un voto, una papeleta, ha alcanzado el porcentaje necesario para tener representación, también un concejal, que alargará cuatro años más la agonía, quién sabe si tal vez desde la poltrona para endulzar su fin.
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Posdata: El otro día leíamos comparaciones alucinantes de Camps con Sarkozy. Sabemos ya las primeras gratas polémicas de 'Sarko' en su primeros días como presidente de la República en decisiones de enfoque a todos. A ver, por dónde echa a andar Camps en su segundo mandato, si emulando a Nicolás, o en cambio vuelve a donde lo dejó y la emprende de nuevo con TV3, que aunque me extrañaría ahora que no hay campaña, el sesgo de gobierno de interés propio y no enfocado a todos los valencianos; pero sin duda salvando las distancia, más que a Nicolás, el ramalazo político comentado sería con Huguito Chavez, ¿no?
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