02 julio 2007

quiero ser facha, quiero ser beata

Con todos los respetos, lo que sucede en Valencia no es fácil que suceda en cualquier otra parte. La última la encabeza Agustín García Gasco, arzobispo en la capital, que está levantando un nuevo templo que estará dedicado a "los mártires del 36", a los valencianos muertos en la Guerra Civil "por el odio a la fe".

Vuelta a la división y a la memoria histórica interesada, parcial y restringida con enormes lagunas. Simplemente preguntaremos cómo estaba el censo de bautizados entonces, en el 36. O cuál fue el odio por el murieron todos los demás. Pero viniendo de quien viene, no caben preguntas.

Aunque no hace ni cuatro mes, afirmase:
"Ante las propuestas que se han presentado como recuperadoras de la llamada “memoria histórica” todos hemos de evitar reavivar sentimientos de odio y de destrucción".

Lo que no sé es cómo no termina por explicarse sus temores simplemente mirándose al espejo. Él, que alerta sobre "las continuas sesiones de adoctrinamiento a las que estamos sometidos por los políticos que nos gobiernan, de medios de comunicación, y la cultura oficial". Pero los milagros así, evidente, no existen.

Las cosas, evidentemente, se pueden hacer de otras formas.

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Sin quitarnos la sotana, anunciar que desde ayer, San Josemaría ya tiene parroquia en Valencia. Por si nos faltaba algo, oye tú.

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Canta Parálisis Pemanente



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