01 marzo 2008

lo de perera va en serio

Es verdad, lo de Miguel Ángel Perera va en serio o eso parece. En Castellón ha triunfado con rotundidad dejando patente su evolución como torero. Madurez, valor y temple, sus faenas han sido cuajadas sin efectismos ni misticismos. Parecía como que quería reivindicar su posición y llegar más allá. Un "mirad de lo que soy capaz".

Tras su primera faena el agravio comparativo con la tarde del día anterior era de los que dolían. Con todos los respetos, el premio debían haber sido dos orejas y no una. Luego, tras matar en lo alto al sexto, lo de las orejas quedaba en un segundo plano y la sensanción era de que Perera había golpeado fuerte en la mesa. Que se repita, diran los conspicuos.

Y con el toro, añadimos. Porque intuímos que es capaz y porque la corrida de Zalduendo se quedo a medias en todo: en el envoltorio y en el interior. A Julián López ninguno de los de su lote le aguantó el toreo de mano baja y, aunque sea cierto que El Juli gusta de exigir en su toreo, ambos acabaron pidiendo la hora tras seguir en un par de ocasiones la muleta a ras de albero. Más, arrimón incluido, era imposible.

José María Manzanares dejó una buena colección de muletazos en el quinto, el más seriecito de pitones, en una faena de buen gusto. Manzanares es torero de esos a los que el toreo les nace del pecho y se expande. Así se dejó ir en una serie en redondo que abrochó con un espectacular cambio de mano toreando con todo, cargando la suerte siempre.

Fue así, haciendo gala de toreo puro, como Manzanares se reivindicó también, aunque luego el triunfo lo emborronase con el acero. Con el primero de su lote no fue, con hechuras y alma de mulo acabó haciendo el marmolillo.

Miguel Ángel Perera fue el suceso y tal vez algunos "intelectuales" se lo perdieron porque sin duda está en su momento y no le echaron cuentas. Quietud de planta y colocación exacta, me gusta este Perera que va sacando la pata y cargando más la suerte porque así es como manda, como su toreo gana en profundidad. Macizo, tuvo la capacidad de cuajar a los dos zalduendos que más inercia tuvieron para embestir, con temple y quietud superlativa.

Y como que quería lanzar alguna directa, se atornilló para quitar por gaoneras al sexto y para inaugurar la faena del tercero en los medios con varios cambiados y muletazos por alto un tras otro sin mover ni un pelo.




Lo que hubo en Perera fue temple también, el exacto para torear con la bamba y mandar, ofreciendo esa sensación de ser torero capaz para afrontar cualquier reto. Y además, mató. Por todo eso, el triunfo de Miguel Ángel Perera es más que un aviso.

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