La corrida concurso de Zaragoza vino a demostrar que otra Fiesta es posible. Otra, o mejor dicho, la auténtica y la de verdad. La del toro bravo y encastado. La de la suerte de varas bien hecha, como eje y medida. La del torero capaz de lidiar, lo que tal vez sea la capacidad de compartir sus propios intereses con los del toro, poniendo lo más preciado que tiene, que es la vida, a la misma altura del toro, como fue el caso de Serafín Marín. Tremendo el susto, dramática la voltereta, la fiesta al final nos obligó a salir transpuestos del coso de la Misericordia.
'Farolero' de Prieto de la Cal, nº 64 y nacido en diciembre de 2003.
Muchos matices tuvo la tarde. Mucho que escribir y mucho para departir. Me gustó, cómo no, el magnífico tercio de varas del ejemplar de Prieto de la Cal, que acabó por llevarse el premio. 'Farolero' tuvo casta y bravura para ir, de costa a costa, al caballo hasta siete veces. Pero conforme iba, luego salía suelto. No tuvo celo: muy poco o ninguno. En la muleta acabó parado, y me da que si hubiese recibido la mitad de varas su comportamiento habría sido el mismo en el último tercio. La bravura es eso: pues no, todo eso no es la bravura, es más cosas.
Más cosas tuvo el sexto, de nombre Lanudo con el hierro de Fuente Ymbro. Se fue al caballo hasta cinco veces, siempre alegre y fijo cuando sentía la puya. Bravo también. Más bravo, la alegría no la perdió en el último tercio. Embistió de largo, rebosante de casta, a la muleta de Serafín Marín. Exigente, cuando el temple era preciso embestía hasta el final, buscando el siguiente. Cuando no, tropezaba la muleta y se la quería llevar por delante. Por esas mismas complicaciones, lanzó por los aires a Serafín Marín cuando vio un pequeña rendija. Entonces el drama lo cubrió todo, cuando, quién sabe, la historia de Lanudo todavía se podría estar escribiendo de haber sido premiado con ¿el indulto?
Los otros toros destacados fueron el de Adolfo Martín y Celestino Cuadri. El de Adolfo fue de embestida humillada y encastada desde su salida hasta que acabó por buscar las tablas en dos ocasiones al final de la faena de muleta. En el caballo, con cuatro entradas, tuvo la virtud de ir a más pese a ser picado muy mal, siempre muy trasero. Tardo fue el de Cuadri, pero también se fue creciendo en las tres varas recibidas a las que arrancó con alegría. Luego sus movimientos en el último tercio fueron relentizándose.
El de Concha y Sierra, que abrió plaza, tuvo justas las dosis de casta y sólo entró en dos ocasiones al caballo. Como el de Palha, a petición de Jesús Millán, su matador y blanco de las protestas de los aficionados.
2 comentarios:
No sabía que te ibas a acercar a Zaragoza. Me hubiese gustado saludarte
a mi también. os vi de lejos y os eché unas fotos en la lejanía. ¿estabas con bastonito y pedro, no?
ya os he comentado en el blog de pablo, estaba alojado lejos de zaragoza y una vez le pregunté a domingo navarro como estaba serafín, nos fuimos a Uncastillo, a 100 km de zaragoza en el pre pirineo.
Publicar un comentario