Quien se cita con Ratzinger y Sarkozy, con la mujer de moda en la política española, que no es ninguna de las nuevas ministras de ZP, sino la lideresa Esperanza Aguirre, con el magnate de la Fórmula 1, Ecclestone, pide además más capacidad de endeudamiento y también agua para todos, amenzando incluso con el Constitucional, no debe sorprenderse de que su figura llene portadas y ríos de tinta. Es más, probablemente, todo ello tiene ese mismo fin. Como decimos, fer-se de senyalar.
Francesc Camps parece haberse dado cuenta de que eso es lo que le conviene y desde el pasado 9 de marzo no ha parado. Es como si su cargo de president de la Generalitat Valenciana se le hubiese quedado definitivamente pequeño. Como si quisiese más. Cuánto, ya dira él o tal vez no. Mientras va ganado terreno a la chita callando. Sonriendo, que sabe, y esperando su turno, el definitivo empujon que nunca le ha faltado porque siempre ha sido, en apariencia, un bon xic.
PD: Buenos retratos son el de ayer en El País, El virrey aguarda su turno, y el de hoy de Juan Antonio Blay en Levante-EMV, Camps está de moda en Madrid.
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