El valencianismo que me rodea -sí, soy del Barça- tenía el gesto torcido con esto de la final de Copa. No es para menos la temporada que le ha hecho pasar el Valencia ha sido para echar a correr. Pero no había ni opción de cambiarse de equipo, si alguien tenía la osadía, viendo al vecino.
Víctima de la gestión ladrillera y la especulación; su crisis y el jugar a ser el mandamás de un club, ha dejado al Valencia hecho unos zorros. Donde había orden, un proyecto y un pedazo de entrenador, de una sola patada, dada feamente de puntera, se derrumbó. Se podría llamar el síndrome Gil, que en paz descanse. Sólo que el Gil auténtico, tenía decisión, lo pensaba y lo hacía: tú no, a la calle pero ya. Pensaba, ejecutaba, y acertó muchas veces, futbolísticamente, aunque fuese campo a través.
Lo del Valencia con los Soler ha sido otra cosa. Pensar había poco que pensar, el Valencia se había forjado una personalidad con el trío Ranieri-Cúper-Benítez y acabó por alcanzar la perfección. Bonito, no era. Eran grandes. Pero de una patada, se derrumbó aquello y la historia se resume en la absoluta falta de decisión y personalidad. Un cero en lo que en fino francés se dice savoir faire.
Cada decisión se ha pensado y repensado -o eso parecía- hasta aburrir a las moscas y cuando al fin llegaba alguna -que no se sabía ya si era mosca o decisión-, ésta ha resultado equivocada. Ahora está Koeman -del que, qué voy a decir- al frente de un equipo a cinco puntos del descenso y con el título de Copa ya en las vitrinas. Ver para creer. Muchos pensaron, el Valencia va a aprender ahora a jugar a fúbol, a ese del toque y el control. Que iba a costar, también era de imaginar: explicar la filosofía contraria a un equipo que estaba acostumbrado a tener el balón lo menos posible necesita de mucho tiempo.
Pues tuvo que llegar Koeman al Valencia, y practicamente en décimas de segundo pensar, decidir y ejecutar: tú, tú y tú, Cañizares, Albelda y Angulo, respectivamente, fuera. La afición valencianista cayó en la más absoluta depresión; claro, nunca antes habían visto a alguien actuar así. Lo normal era aguantar las bullitas de unos con otros, que si Llorente por aquí, que si Carboni con Quique, que si dale y vuelta a empezar. Se acabó todo aquello, los psicólogos empezaron a recibir a mucho valencianista con el rumbo perdido.
Koeman a su llegada se soprendió del circo mediático y las malas costumbres. Aun así empezó a hacer y no le salió casi nada, excepto lo que correspondía al torneo del KO. Y así hasta ganarlo sobrado, con una afición caliente hasta con el Rey, precisamente en su torneo. Ni que el Valencia fuese este año un equipo que lo ha ganado todo, tú.
Pero pese a la séptima Copa, la división es fuerte. Koeman probablemente no tarde mucho en convertirse en otra decisión equivocada de los que gestionan el Valencia y tenga que venir otro entrenador como con el que se han acostado anunciando mis compañeros de Super.
Veremos, aunque yo ya veremos si lo cuento aquí. Mil disculpas.
Foto: Roberto N. Cataluña para Super Deporte.
2 comentarios:
Ni que el Valencia fuese este año un equipo que lo ha ganado todo, tú.
Que a cas el barça si que ho guanyarà??? Que no se t'oblide que el València fou qui el va eliminar de la copa del Rei.
AMUNT
Si se me permite una opinión fuera de Valencia y visto como observador imparcial. Nadie dice nada, pero mucha culpa de lo que pasa en el Valencia C.F. la tienen los valencianistas, ¿quien sino gritaba hace poco "Quique vete ya"?, no fué el presidente, ni los directivos, sino el público de Mestalla. Ahora Koeman vete ya. En Valencia ¿qué queréis? ¿jugar bonito y ganar? -la demagogia y tontería de siempre- ¿y quién juega bonito? el Madrid? no, el Barsa? no, será el Liverpool? tampoco -equipo defensivo donde los haya-, quizás el Inter o el Milan? tampoco tampoco, etc etc etc probablemente hoy día el que mejor juega sea el MAnchester, ¿pero acaso tiene el Valencia la plantilla que tiene el Manchester?
Fdo. www.toreria.es
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