Del día que disertaron los propietarios de Jandilla y Fuente Ymbro decir que ninguno de los dos malhabló de la suerte de varas pese a la incitación. Borja Domecq incluso llegó a confesar cual sería su propuesta en una supuesta reforma del peto de los caballos de picar: le haría un par de cortes al faldón, simplemente, para que el toro en su pelea pudiera agarrarse mejor. Por lo demás, se habló de las controvertidas fundas de los pitones, de bravura, de las hechuras y de que ya no se ven, cada vez menos, toros feos en las plazas.
Al día siguiente, Luis Francisco Esplá, acompañado por su hijo Alejandro Esplá, dio bastantes pinceladas a lo que es su particular y clásica visión de la fiesta a través de su palabra tan directa y rompedora en un mundo tan amanerado. Confesó lo que ya es sabido: que la próxima será su última temporada, y que se va viendo cómo ha cambiando todo y como se ha hecho más grande la distancia entre él y lo demás, y primero el toro. Luis Francisco Esplá echa en falta hoy el escaso número de toros mansos y con querencias acusadas:
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