11 mayo 2009

dos pistas a seguir: la ganadería montes de oca y el novillero josé arévalo


Foto :: Alberto de Jesús y Manolo Moreno

Cuando menos te lo esperas, esta fiesta de normal tan lamentablemente previsible va y te sorprende. Por ejemplo, quién te iba a decir que Pedro Gutiérrez El Capea iba a cortar un día una oreja en Las Ventas. Si ocurre eso, hazte la cuenta que todo lo demás es posible. Por ejemplo, que una ganadería debutante y desconocida como Montes de Oca eche una novillada llena de interés, matices y problemas a lidiar de verdad y un animal de nota alta de nombre Eclipsado y que un novillero debutante con los del castoreño como José Arévalo se empeñe en triunfar a toda costa. Lo normal, lo que lamentablemente se ha encargado de atrofiar la capacidad de sorpresa de uno es lo del día anterior y lo de tantos otros días: que te salga una corrida como la de Martelilla y que tres matadores con casi todo por decir pasen sin decir nada --caso de Sánchez Vara-- o muy poco --casos de Joselillo e Iván Fandiño.

Lo bueno del fin de semana en Valencia ocurrió ayer. Con todas las dudas y la mosca detrás de la oreja, a las primeras de cambio la tarde se despejó de cualquier zumbido a través de la crudeza de la fiesta. Un novillo encastado no le perdonó a un frío Miguel Ángel Delgado en el segundo muletazo y lo dejó con una nalga al aire. Era en el inicio de faena, el cite muy en corto y la muleta muy atrás, demasiadas ventajas, y novillero al aire. Era el comienzo de Delgado, que, a 20 días de doctorarse en Córdoba, se vio obligado a despachar cuatro novillos demostrando pocos argumentos como para dar el paso al escalafón superior. Esperemos que la lección le sirva para futuros compromisos.

Y para lección, la que dio el novillo de nombre Eclipsado. Un precioso cárdeno, serio, engatillado y con las dos puntas hacia arriba. Noble, pero con casta. Bravo. Todo cuanto hizo fue bueno, se desplazaba, humillaba y seguía los vuelos hasta el final. Enfrente, un Vicente Marrero muy crudo que acabó escuchando los tres avisos y llevándose una enorme paliza en todo el cuerpo que le obligó a pasar a la enfermería para ya no salir. El primer volteretón llegó por presentarle la muleta retrasada al bravo; el segundo en un arreón cuando Marrero intentaba descabellar.



Con Eclipsado dejó su tarjeta de presentación José Arévalo en su turno de quites. Se fue a los medios, se puso de rodillas, largó tres faroles la mar de apretados, abrochó con una media y puso la plaza boca abajo. Arévalo venía a triunfar.

En sus dos turnos se fue a porta gayola e hizo de todo y casi todo le salió bien. Un novillero en novillero. Hizo gala de un valor a prueba de bombas y una mente preclara para resolver cualquier compromiso con la capa, las banderillas, la muleta o la espada.

Su primera faena fue de dos orejas cantadas que sólo le nego el presidente, el mismo al que en el sexto se le olvidó sacar el pañuelo para el último tercio estando sentado en una plaza de primera como Valencia. El caso es que Arévalo fue toda una revelación, y con uno de Montes de Oca con sus complicaciones, después de hacerle de todo con el capote, se impuso con la muleta, le bajo la mano y lo pudo por los dos pitones y luego lo dejó seco de un espadazo, y todo eso acabó valiendo solamente una oreja.

La misma actitud sacó en el quinto, al que sin tener una embestida clara se puso a torearlo en redondo en los mismos medios con enorme riesgo hasta que llevarse la cornada en la ingle. La cara de rabia del chaval en brazos de las cuadrillas dirección a la enfermería lo decía todo.



PS: Con la única tecnología que fuimos a los toros fue con el móvil y por grabar algo, grabamos la primera porta gayola de José Arévalo en la que hizo una especie de farol con el capote a la espalda. Ahí van unas cuantas crónicas más de lo de ayer en Valenica: Levante-EMV, José Arévalo, cara y cruz de la fiesta; Las Provincias, José Arévalo, como un torbellino;

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