25 junio 2009

los feriantes de postín y la pantomima

La temporada taurina está repleta de paja. Pasadas las Fallas, Sevilla y, sobre todo, Madrid la temporada taurina se reduce a la mínima expresión. Salvo contadas excepciones, es tiempo para los feriantes de postín, esos que antes se llamaban figuras del toreo y que ahora van paseándose por las ferias del medio-toro, orejas a espuertas, triunfo fácil y orgasmos indultadores. Es la otra fiesta, o la mínima expresión de la fiesta que esta semana ha vivido una apoteósica semana.

Pasen y vean, te dicen, y lo único que hemos podido ver es como Alicante despedía ayer a Luis Francisco Esplá con seis basuras seis de La Campana, que es la peor manera de despedir a quien poco o nada ha tenido que ver con ese negocio.

El toro anda desaparecido por un tiempo hasta que llegue Pamplona, Valencia --esperemos--, o Bilbao, donde resurgirá en apariencia al menos. Hasta entonces y también después, el especimen bovino es pobre, inválido y claudicante, tullido, rasurado, bobo y torpe, resignado en fin al quehacer de los feriantes de postín de norte a sur y de este a oeste.

Y tratarán de hacer tragar sus adláteres con la supuesta grandiosidad de una fiesta carente de emoción y riesgo. Un fiesta tan previsible como para salir huyendo, repleta de triunfos sin méritos y falsos indultos para seguir perpetrando la versión escasa de verdad de la fiesta, es decir: la pantomima.

1 comentario:

Unknown dijo...

TOTALMENTE DE ACUERDO.Muy bueno, si señor.