Soy de instintos básicos. Notó que mi cuerpo me pide ahora, ya, dos cosas, dos olores. Me pide Bilbao y me pide Benassal. No miento. A la primera sugerencia y casi más que obligación le voy a poner solución en tres o cuatro días. A la segunda me gustaría contentarla con una visita, aunque no hace mucho ya pasé por allí.
En Bilbao estaré en breve, y todavía me parece demasiado tiempo hasta entonces. Será nuestra quinta Aste Nagusia consecutiva, el quinto pañuelo azul bilbao para la colección. Pura droga: toros, txonas, pintxos, música y ese ambiente tan de Euskadi que hace más incomprensible todavía a quien es capaz de matar con bomba lapa o disparo por la espalda para defenderlo. Memos. Si se defiende solo. Memos, si lo único que haceis es molestar. ¿Ideología? ¿La vuestra? La cobardía. ¿Dónde os vais a esconder? Triste vida la vuestra en días de placer. Viva la Aste Nagusia, a la que vuelvo y revuelvo cada año pese a todo, pese a nada. ¡Gora Bilbao! ¡Gora Aste Naguasia! ¡Gora Mari Jaia!
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