21 agosto 2009

aste nagusia 2009/ y ponce le dio la alternativa a joselito como ganadero

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La corrida de El Tajo y de La Reina fue desigual en trapío y comportamiento, y a priori una incógnita que debía justificar un debut en Bilbao que sólo se entendía como una favor de Ponce a su padrino de alternativa, José Miguel Arroyo 'Joselito' --y a Martín Arranz--. Y sin problemas Ponce le hizo el favor y le dio la alternativa al Joselito ganadero. Discreto fue el estreno con el primero, que estuvo muy justo. También el tercero era un toro terciado que sólo se tapaba por delante, pero que, por ahora, ostenta el título de toro más importante de las Generales. Y el sexto, al contrario, era el único que se salía por arriba con dos velones y, por lo tanto el más de Bilbao, del que ya queda poco.

Bilbao, se entiende su plaza, Vista Alegre, pierde el norte. La tarde de hoy, a plaza llena, sirve de ejemplo. El público tenía ganas de abroncar a Morante y se le pitó antes de hora y luego a gusto y con razón tras su espantá. Y por eso, a cambio de la bronca, al personal le dio por ovacionar fuertemente a ese segundo toro de la tarde por el simple hecho de joder. Tampoco había para tanto. De una actitud de manso pasivo en los primeros tercios, suficiente para que Morante lo dejará visto para sentencia, pasó a defenderse cuando a Morante le empezó a dar muleta y el público empezó a protestar antes de que el de la Pueba entregase las cartas y de ahí a la bronca final y a la tremenda ovación en el arrastre que deja mucho que desear de clase de público y aficionados de Bilbao.

Y como si apeteciera seguir a la greña a unos cuantos, antes de que el quinto saliese por chiqueros, también se escucharon algunos pitos. Y toro apareció escaso de fuelle pero con nobleza infinita. Y aunque luego no hubo otra que olearle --de olé-- por obligación al contemplar sus tres o cuatro verónicas y sus seis o siete torerísimos derechazos a cuál más despacio y asentado, al final la despedida fue una división de opiniones en toda regla. Menos mal, porque parecía que la bronca era como obligada y la división vino al menos para aportar una pizca de cordura a la tarde.

Enrique Ponce repetía un día después de una gran obra desbaratada por la espada, y siguió sin encontrar solución. Ponce técnico y ventajista, gozó y se aprovechó de los favores de su Bilbao. Su primero, justo de presencia y cabeza, fue templado en el primer tercio, incluso mejorando la fijeza en el peto del primer al segundo puyazo. Las vibraciones eran buenas y el toro de repente sacó aspereza. Vamos, como para que digan que el toro marca en el peto su comportamiento en la muleta. Pues no siempre. Este quedó rebrincado y Ponce puso tierra de por medio y temple. Y por ahí cumplió: intentando torear siempre con el faldón de la muleta para hacerle humillar y así le sacó varios de peso. Lo que faltó: más ligazón y meterse más en el terreno del toro. Pero Bilbao está colada por Ponce y ya ni distingue lo macizo --por ayer-- de las faenas secundarias. Llega a meter la espada y le piden la oreja, pero estuvo hecho un pinchauvas.

Como si lo supiese, que lo sabe, trató de arreglar lo que para él habría sido un feria rotunda de no ser por la espada en su último toro, que no dudo en brindar al público. Ponce de nuevo, subiendo ese escalón más o haciendo lo que tantas veces en casi 20 años de alternativa. El toro era de la casta de las babosas y había que provocarle en demasía para arrancarle un miserable embestida. ¿Pero quién mejor que Ponce para eso? El de Chiva se arreó y como un chaval hasta se arrodilló para arreglar su feria. Pero la maldita espada, de nuevo Ponce, un pinchauvas con título. La pregunta que queda es: ¿Cuánto habría pesado su paso por Bilbao si no llega a ser por los aceros?

Y a El Cid, ay El Cid, se le fue el tercero.Un toro bravo, encastado y complicado al que había que mandar por abajo, llevar largo y ante e que no cabía otra que estar firme y sin dudas, con la muleta por delante, presta, con la colocación exacta. Y El Cid, que de la buena disposición no pasó, vio como el toro se le acabó yendo con casi todo dentro.

El Cid tiene buenas intenciones pero conforme avanzan las faenas se hunde y no ve continuación posible. Las buenas intenciones que demuestra entrando en quites se le van diluyen sin remedio. Así se le fue el tercero un toro con importancia y complicado para el que se pone delante, pero no imposible; y trató de justificacarse con el aplomado sexto, que pese a sus dos afilados puñales, imponía mucho menos. Son las cosas de la casta y la diferencia de cuando la tiene uno a cuando no la tiene otro no. Y con casta y bravura hubo, el tercero. El resto de El Tajo y La Reina anduvieron por las medias tintas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el cid ha perdido el sitio.
normalmente un torero pierde el sitio,cuando sufre un gran cornada,
¿pero porque ha perdido el sitio el cid? yo tengo una teoria.
1ºla confianza. (muy mal programada la temporada)
2ºse le ha ido el valor y no lo encuentra,se le ve en la plaza,como esos toreros que van a madrid en el mes de agosto,y lo unico que han toreado en dos años han sido 2 corridas.
esto viene desde la feria de sevilla y ha ido subiendo de tono hasta lo de bilbao.los apoderados debieron de parar esto,cuando termino pamplona,y pagarle unas vacaciones a el cid en el caribe.

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