Ayer empecé el día escuchando una extraña paradoja por la radio que, dicen, suele cumplirse bastante a menudo. Esto es, que el día después de una gran efeméride la agenda en este aspecto viene vacía o con muy poco que conmemorar. El 9 de noviembre fue --¡toma!-- la caída del muro de Berlín. En cambio, el 10 de noviembre, poca cosa, sólo el 40 aniversario del clásico programa educativo Barrio Sésamo.
Y al acabar el día, en un repaso a las ediciones digitales, la actualidad miraba en grande al Bernabéu, a la lección del Alcorcón. Tal vez si a algún documentalista se le ocurre medir con rigor histórico la eliminación del Real Madrid más caro de todos los tiempos en los diciseisavos de la Copa, dentro de 20 o 50 años los medios que soporten el paso del tiempo lo puedan celebrar con todo lujo de detalles, junto con la caída del Muro o Barrio Sésamo, si es que se acuerdan.
El resto nos podríamos dedicar a comprobar ciertas cosas si todavía somos capaces y la capacidad de análisis no se ha atrofiado definitivamente. Por ejemplo, si cuando llegue el momento de celebrar el vigésimo aniversario de la victoria del modesto Alcorcón ante el todopoderoso Real Madrid y alguien tiene la desfachatez de volver a montar el paripé por el 40 aniversario de la caída del Muro, habrá que ver si todavía siguen existiendo muros en el mundo. O si cuando la histórica victoria --y apréndase la alineación-- de los Juanma, Rubén Sanz, Iñigo López, Borja Gómez, Nagore, Fernando Béjar, Rubén, Mora, Ernesto, Borja y Cascón, sobre los Kaká, Raúl, Higuaín y Van Nistelrooy, por citar solamente a cuatro, cumpla medio siglo, veremos quién queda para rendir homenaje a aquel programa llamado Barrio Sésamo. Estará bastante complicado, aunque siempre quedará Google para desempolvar sus buscadores. Pero me temo que llegado el momento será a Jorge Javier Vázquez a quien generación tras generación (y las que quedan por venir) le rendirán homenaje por su personalísima televisión educativa. Tiempo al tiempo.
Y la piratería seguirá existiendo, la pena de muerte también en un Estados Unidos que tendrá a Obama catalogado como el peor presidente de su historia, y aquí PP y PSOE derimirán en cualquier programa del corazón sus problemas con la corrupción con el mismo estilo que aprendieron hará entonces poco más o menos que medio siglo y a la democracia la seguirán llamando democracia. Vamos, justo como ahora.
Pero yo al menos en la radio ya no tendré que escuchar tan extraña paradoja. Habremos ganado en visión histórica o falta de memoria, según se mire.
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