Evidentemente, no son de recibo las agresiones que han recibido últimamente Hermann Terstch y Silvio Berlusconi por tanto o más rechazo social que causen sus opiniones o formas de hacer política. Vamos que se rechazan y se condenan de todas, todas.
Ahora, tampoco es de recibo --¡ni mucho menos!-- utilizar estos casos aislados para inculpar a la ligera al primero que pase por delante. Ni tampoco utilizarlos para sacar rédito --político en el caso de un Berlusconi en horas bajas; mediático en el caso del periodista Terstch-- de estas agresiones y tratar de limpiar sendas imágenes ensuciadas en el contínuo escrutinió al que los somete la opinión pública.
Que se recuperen pronto y bien.
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