El espectro mediático-taurino está anquilosado. Cada vez más. Por eso cada cambio, por leve que sea, sorprende. Porque lo normal es lo que sucede, que tres o cuatro manejen el cotarro por los siglos de los siglos, rodeados por equipos que actuan al dictado y donde lo que prima es el inmovilismo, y otros muchos figuramos felices alrededor con mayor o menor profesionalidad, o mayor o menor fortuna. Lo contrario que pueda suceder en este ámbito, pues eso: sorprende.
Fue noticia de portada el fichaje de Zabala de la Serna por El Mundo y hoy lo es que Andrés Amorós ocupe la tribuna de ABC aunque no acabe de encajar eso de ver a un catedrático de su talla inmerso en la vorágine de vanidades que es una feria tras otra.
Es un tipo diferente a los que normalmente se mueven en esos cotarros, o al menos eso parece, como también lo es un José Miguel Arroyo vestido de paisano en esos ámbitos y que finalmente ha rechazado a Digital +. Sus razones tendrá.
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