El recién nombrado obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha asegurado, en declaraciones a la cadena SER, que "existen males mayores" que el que está sufriendo el pueblo de Haití tras el potente terremoto que asoló Puerto Príncipe hace dos días. Para Munilla mucho peor que las muertes, el dolor y el caos instalado en la isla caribeña, donde los muertos superan ya los 50.000, es "nuestra pobre situación espiritual y nuestra concepción materialista de la vida". Son dos defectos que caracterizan a nuestra sociedad, en opinión del obispo, y por los que "deberíamos llorar".
Pero qué asco.
5 comentarios:
Nosotros nos destruimos por si solos, y eso es peor que cualquier terremoto.Hay que saber interpretar lo que se nos dice con un poco de sentido comun, no buscando lo enrevesado.
Maria
bueno Andrés, no esperaba que tú también picaras en la trampa de la SER
http://www.libertaddigital.com/sociedad/munilla-acusa-a-efe-y-a-la-ser-de-manipular-sus-palabras-sobre-haiti-1276381558/
Alejandro, probablemente he picado. Pero tampoco es que crea que la teología, la religión, sea la mejor manera de explicar la realidad a través de los medios de comunicación.
El comentario de María me parece acertado, aunque para llegar a esa conclusión tampoco hace falta hablar de teología.
un saludo
La pregunta que le hizo la SER era de religión, ¿Qué iba a responder?
Alejandro, por eso te decía antes que probablemente he picado. Pero también te digo que para explicar la realidad no hace falta la teología ni la religión. Considero que vivimos en una sociedad en la que la leyes que imperan surgen desde el laicismo y que las creencias forman parte de la libertad individual de cada cual y que estas no explican los problemas de la misma sociedad.
Así, si como bien dices, la misma pregunta que se le planteó desde la Ser al obispo Munilla estaba hecha desde la religión, el error es del propio periodista. El concepto de pecado no es común a toda la sociedad, ni tampoco ninguno de los credos.
Probablemente el problema sea más periodístico que otra cosa y esté en la selección de fuentes. O en la búsqueda de la propia polémica en la que caen los medios al realizar la pregunta estrella que se le puede realizar a una voz de referencia del catolicismo ante una catastrofe como la de Haití: ¿Dónde estaba Dios cuando el terromoto sacudió Haiti y lo lleno de muertos?
Así, con todo, el problema de Haití y el problema de la falta de valores (prefiero llamarlo así) de la sociedad en la vivimos, no son comparables. Sobre todo ahora.
un saludo.
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