Sólo me quedaba un trámite por cumplir en la universidad en la que me licencié: pasar a recoger el título. Es algo que debería haber hecho hace como cuatro o cinco años, pero sólo esta vez cumplí con uno de los pocos propósitos de año nuevo.
Fui con mi amigo Quique, que tampoco lo tenía todavía, y no nos entretuvimos demasiado. Además, llovía y conocidos en la facultad no es que nos queden demasiados.
Nada más entrar en el edificio del viejo seminario Moncada, donde está la secretaría de la Cardenal Herrera-CEU San Pablo vi y cogí un ejemplar de El Rotativo, el número de enero de 2010, con intención de comprobar si una página se seguía dedicando a la información taurina, y sí, se sigue haciendo, en este número hay una entrevista y un artículo que están firmados por tres alumnas y que comentaremos en breve.
Pero antes fue inevitable darse con todas las narices con la portada. La que fuera mi universidad es todavía más insoportablemente católica. Porque no es que lo pienses y que lo lleve en el nombre: es que lo dicen, lo llevan a portada de su periódico y hacen gala de ello.
El titular que acompaña a la foto del rector es clarificador.
Y pensar que todo esto empezó en mis tiempos de alumno con la purga de los profesores menos afines, aunque paradojicamente fuesen los mejor preparados y los que mayores simpatías despertaban entre los estudiantes.
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