La cacareada y televisada Feria de Invierno de Vistalegre peor no ha podido empezar. ¿Un exceso de la televisión por controlarlo todo y hacer caja? No sé, no sé. Lo cierto es que la fiesta enseñada causa enorme vergüenza y nada tiene que ver con su auténtica ensencia.
No tuve valor ni ganas de dejarme los cuartos con el espectáculo insufrible del sábado. Lo intenté con toda mi buena fe con la de Zalduendo del domingo y lo único que lleve fue algún natural que otro del joven Javier Cortés. El resto lo único que me creó fue un profundo desasosiego por la certeza de saber que el horno no está para bollos.
La temporada está a punto de arrancar en serio y aquí los que menos mandan son el toro y la afición. Hay un exceso de poder de los taurinos de la caspa y clavel y, sobre todo, de la plataforma televisiva digital que copa todo el mercado de las grandes (o no tanto) ferias. Y de eso uno empieza a pensar que no es del todo bueno.
Foto :: Juan Pelegrín
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