21 abril 2010

feria de abril 2010/ el juli tira del carro, manzanares le sigue y torrealta echa un gran toro



El Juli lo volvió a hacer. Le salió uno de Torrealta, manso, encastado, bajo de agujas, serio, con el peso justo, pero que fue una máquina de embestir, y lo toreó con tremenda profundidad y largura. Lo mató en lo alto y cortó dos orejas en La Maestranza sevillana, broche de oro a su tremenda Feria de Abril y que lo sitúa después de las Fallas a varios cuerpos de distancia de cualquiera.

Zurcidor, que así se llamaba el Torrealta, era un toro de madre ibarreña y padre torrestrella --según el ganadero, Borja Prado--, pesó 492 kilos, estaba herrado con el 93 y había nacido en octubre de 2004. Se le llegó a pedir un indulto que hubiera sido excesivo.

Digamos que se acercó a la 'perfección' --si tal cosa existe-- del toro moderno, el que pone de acuerdo a casi todos. Por su innegable trapío, porque repuchó en varas, salió suelto y no se le pegó en exceso, porque se quería comer con ansia la muleta de Julián, porque descolgaba todo su cuello y arrastraba el hocico por el albero con tremenda fijeza, porque embestía galopando en cada arrancada y porque dos veces que le dejaron ir, se fue suelto y acusó su mansedumbre.

El Juli toreó asentado y profundo, muy por abajo, en los mismo medios. Muy exigente su mando en el trazo eterno de los muletazos. La mejor conjunción, al natural. Con la tela por delante y el hocico a milímetros. Enganchados y rematados atrás. Hubo uno cuando el toro por fin abrió la boca totalmente enroscado a la cintura. Conato de petición de indulto, un viaje a las tablas y estocada de la casa en todo lo alto. Dos orejas y el presi que no concedió la vuelta al ruedo para el toro, y ya van dos que se tragan en el palco: ésta y la del tal Guajiro de El Pilar.

Le llega a poner pellizco El Juli a la faena y toda Sevilla en plena Feria de Abril de derrite por la pata abajo. Pero de eso, de pellizco, ya se sabe que El Juli adolece y que la perfección no existe. Pero emocionante sí que fue.



De eso algo más tiene José María Manzanares, que con un tricherazo o un cambio de mano vuelve loquito a más de un señorito. Pero las circuntancias le obligaron a hacer más. Al artista le tocó sudar y pelearse las dos orejas que cortó, una a cada uno de sus oponentes. De mérito la labor ante el encastado segundo. Le tocó llegar mucho, cruzarse lo mismo, tirar la moneda y hacer el toreo cuando no había nada claro. Dejó una casi entera arriba y otro estoconazo en sus dos toros, respectivamente, y firmó su triunfo, sólo empañado por el pitonazo en la cara que se llevó Luis Blázquez al tratar de apuntillar al quinto.

A Daniel Luque le pensa su ansia de triunfo más de lo que podía imaginar. Lo del desastre de Madrid no se acabará borrar hasta que no se vea en posición triunfante. Le tocaron dos medios toros sin apenas fuelle y se le vio a disgusto, como si tuviese en mente la idea de que con ellos no iba sacar nada de provecho. Y así, sin creer, mal asunto. Le queda el mano a mano con Perera frente a la de Fuente Ymbro.


Foto :: Arjona para plazadetorosdelamaestranza.com

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