Feria de Julio. Plaza de toros de València, 25 de julio de 2010. Novillos de Los Chospes para Rafael Castellanos, Juan Cervera y Fernando Beltrán.
Juan Cervera cortó una orejita el día que se presentó con picadores ante la afición valenciana. Fernando Beltrán, que también se presentaba y al mismo tiempo debutaba con picadores, fue ovacionado. Los dos se justificaron y un poco menos Rafael Castellanos, que estaba anunciado por no sé qué compromiso de Santiago López. El fracaso estrepitoso fue el de los novillos de Los Chospes.
Novillada de mansedumbre supina y preocupante descastamiento. Nada que ver con su buena presentación. Salían con lustre y luego se interpretaban huecos y no eran capaces ni de humillar. El primero manseó de salida, sin entrega, sin querer caballo, tardeando en banderillas y luego también. El problema es para la cuadrilla y para Castellanos, muy escaso de recursos. Lo mismo el segundo, que engañó de salida para luego achantarse y quedarse. Parado el tercero, manso y huidizo el cuarto, sin codicia el quinto y mentiroso el sexto.
A Castellanos le faltaron tablas en el primero, y al cuarto lo persiguió por el ruedo y algún que otro viaje le aprovechó para que luego se le complicase todo para acabar escuchando dos avisos.
Cervera es capaz de levantar una ovación con sólo un natural, pinturería le sobra. Lo peor es que por ahora mayoritariamente los da de uno en uno y de vez en cuando se acaba enroscando uno que roza la perfección. En València en esta tarde fueron dos de esos, más algún lance a la verónica.
Su primero no descolgó, se defendió y nunca quiso embestir. Cervera buscó las vueltas también con escasos recursos, con un exceso de fidelidad a su concepto, que mejor lo desarrolló en el quinto. Fue un animal muy tardo, al que hubo que llegarle mucho. La faena fue más de tesón que de poder. Pinchazo y estocada resolvieron en una oreja.
Fernando Beltrán, de Faura, se presentaba con picadores, con una total disposición que se encargó de demostrar en cuanto tuvo ocasión. Insoportable su primero por parado, Beltrán al final acabó pareciendo un matador consagrado porque acabó por inventarse una faena, que si no llega a ser por la espada acaba valiendo una oreja.
El sexto sacó carácter de bravucón mentiroso. Igual se arrancaba que medía y se lo repensaba todo, como hizo en banderillas. Beltrán le tragó tarascadas varias en una demostración interna que de nada servía de cara a la galería.
Esto es así y así fue la Fira de Juliol, que con su fin la plaza de toros de València cierra por esta temporada. Como decimos por aquí: 'Coneixement', sobre todo a la Diputació de València que está al frente de las obras que motivan el cierre. Y hasta Fallas de 2011, aunque parezca demasiado, a esperar que en este tiempo de sequía taurina que se nos viene encima nadie tenga que arrepentirse de nada. Y es que todo se puede hacer mucho mejor y no todo se arregla precismente a ladrillazos.
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