la trastienda del toreo huele a podrido

La trastienda del toreo huele a podrido. El mutismo y oscurantismo sobre sus entrañas es escandaloso. La manipulación de un espectáculo único es el pan nuestro de cada día. Sobre todo cuando los feriante de postín circulan a sus anchas campo a través, aunque también sus malas artes se aprecian demasiado donde circulan los tranvías. Qué les vamos a contar.

La semana pasada fuimos a Xàtiva sabiendo lo que nos íbamos a encontrar, sabiendo que nadie habría hecho nada por cambiarlo, y eso que no había figuras de por medio. "Nos encontramos con lo de costumbre", dijimos, para llegar a la conclusión una vez más de que había que repensar esto.

Al parecer, en Alfaro sucedió tres cuartos de lo mismo, o peor. Pablo G. Mancha lo ha contado en toroprensa.com con nombres y apellidos, cosa que no suele ser normal en estos casos por aquello del mutismo y oscurantismo habitual de la siniestra clase taurina. Pero tal vez, los nefastos protagonistas pensaban que la cosa no saldría del 'recóndito' Alfaro. Pero se equivocaron.

¿Quién defiende a los aficionados?, me preguntó un señor cuando acabó la corrida. No sé, le dije mascullando para mí que con toreros como Talavante, apoderados como Manuel Martínez Erice, ganaderos como Martín Lorca y empresarios como Manolo Martín, el toreo, al que tanto amo, está muerto.

Imagino que a nadie de los que aman y respetan esta fiesta les gusta contar cosas así. Pero no queda otra. Respetar no quiere decir estar al servicio de nadie. Más cuando los taurinos y sus palmeros han conseguido que nadie se fie de la fiesta de los toros ni de todos (todos) cuantos la rodean, que quien más quien menos se la tome por el pito del sereno, que muy pocos se traguen su argumento de innegable verdad y que lo que han conseguido sea un espectáculo decadente, moribundo y manipulado para mayor gloria de su vergonzoso circo.