Acostumbrados los caballeros rejoneadores a la sosería de los murubes, uno con el hierro de Ramón Sánchez Recio, procedencia Arranz, puso las peras a cuarto y el caballero de ilustre apellido y larga trayectoria más bien pareció un principiante escaso de recursos.
Para la lidia ordinaria había reseñados cuatro toros de Ana Romero, único interés de una mixta que engatusó a poca gente. Cierto es que las cámaras iban a dar cuenta en directo a través de la televisión autonómica de lo que pasará en Xàtiva y que eso a muchos les servía como excusa, y a la fiesta como serío problema. Porque no es de recibo sacar por la tele no ya los pitones reglamentariamente desmochados de los toros de rejones, no; es que los santacolomas de Ana Romero era verles las puntas y dar pena.
Les salvaba que por hechuras no podían negar su procedencia, sobre todo el lote de Ferrera.
El Califa no fue ni su sombra. El primero le señaló con el izquierdo aviesas intenciones y sólo le quedó el derecho. Con precauciones y escaso ceñimiento, sin remate, le dio pases a derechas y luego lo mató como pudo. Y es que de las virtudes que un día lo fueron ya no queda nada, mientras los defectos siguen estando a la orden del día.
Ferrera cortó una orejita después de hacer una faena con la gorra y con cierto gusto arrebatador. Ferrera en Ferrera cuando no tiene que tragar quina. El Ana Romero era un cárdeno de dulce, muy suelto, con escasa entrega, pero fijo y obediente a cites y toques. Fallo la espada y se quedó en una oreja.
Antonio Domecq sin facultades volvió a montar para dejar en evidencia que no era su mejor día. Otra vez, aunque menos, a merced del toro. Y el sainete con el rejón de muerte, un escándalo.
El Califa apretó con uno que ni sacó casta ni interés ni emoción, pero de poco valió. La espada otra vez dejó las cosas en el preocupante estado en el que estaban. Ferrera le dio sólo un puyazo a su primero, y para aplomarlo le faltó otro. Santacoloma sin entrega, embistiendo con la cara alta y protestón, acabó poniendo tierra de por medio, buscando las tablas y la huída.
Hacía un año o dos que no asomábamos por Xàtiva --era la segunda vez que subíamos a su inacabado platillo volante-- y nos encontramos lo de costumbre. Pitones de pena y público tan festivo como ignorante. Encima lo de Ana Romero no fue para tanto. Habrá que repensar Xàtiva (empezando por la luz) y también la fiesta en sus profundidades. El ejemplo a estudiar está en Francia. Los taurinos de esta España nuestra, con el beneplácito de medios y mediáticos, se han encargado de (mal) criar una clientela idiota, que no lo es tanto porque ya ni acude a montajes como estos o como aquellos que apestan a manipulación.
1 comentario:
Pero...ud. que se ha creido sr. Verdaguer! Que es eso de meter en Rejones toros que no sean murubes, eh!
Lo que le ha pasado a Domecq con los de Ramón Sánchez, les hubiese sucedido también a los del Triunvirato: Bueno, no! por que no los hubieren toreado.
El Toreo de a Caballo hay que sacarlo de la monotonía en que está sumido. Tienen que torear toros de todos los encastes, lo mismo que deben de hacerlo los toreros de a pie.
El Caballo ha ido más deprisa que el rejoneador y está pidiendo Toro a voces.
Verdaguer, gracias por hablar del Toreo de a Caballo en su crónica. Yo soy un enamorado de él. Me da pena el trato que le dan los que se sienten entendidos de toros y que se encuentran instalados en los grandes medios.
Saludos de Yuntero
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