22 septiembre 2010

bous algemesí 2010/ ¿dónde está la autoridad?


Algemesí, con toda su singularidad, debe cuidar ciertas cosas. Por ejemplo, no es de recibo que en manos del cadafal 'Tinc Son', el de los más pequeños, caiga una importante cantidad de periódicos (el Avance Taurino más el encarte de Las Provincias), que, más allá de ser ejemplo de la galopante crisis de la prensa en papel --Las Provincias, quién te ha visto y quién te ve--, se convierten en menos que canta un gallo en todo un arsenal de proyectiles dispuestos a ser lanzados a discreción.

Eso, mal que bien y con algún bolazo en la chola, se soporta, oiga. Lo que ya no es de recibo es que las cuadrillas campen a sus anchas en el cuadrilátero y que la presidencia de turno sea una mera marioneta en sus manos. Así, por ejemplo, si se lidia un encierro de Cebada Gago, con toda la mala prensa que tienen estos animales, el tercio de varas no debe andar parejo a las más o menos ganas de emplearse a fondo de los dos novilleros de turno, por ayer, el mexicano Arturo Saldívar y el francés Thomas Joubert, que la oreja por coleta que cortaron poco dice en su favor.

Saldívar tiene cositas, pero a Algemesí llegó para no derrochar en exceso. Su mala actitud apenas se le notó con el primero, un muy terciado ejemplar que, con la cara alta en todo momento, nunca se empleó. Saldívar a este no le dio mucha coba, y entre el escaso lucimiento y un viento que molestaba encontró su excusa. Estuvo fácil con la espada.

Lo peor ocurrió con el cuarto. Un cebadagago de capa negra, bonito de hechuras y con tranco bueno que fue masacrado en varas. Un puyazo y de regalo otro, y luego otro más, y fueron tres en total, pero no dejando lucir la calidad y bravura del toro, qué va. Justo al revés: masacrándolo de forma cruel e inmisericorde. Y todo eso sucedió con el visto/bueno de la Saldívar y los suyos y la presencia en plan florero del presidente y la autoridad incompetente. Los buenos aficionados levantaban la voz ante la masacre, pero como Algemesí es, como diría Raphael, un escándalo, pues ni se les oía.

Por supuesto, al buen y bravo novillo de Cebada Gago lo dejaron en cuarto y mitad de lo que era. Y aun así embistió por abajo, al ralentí, yéndose largo tras las telas bien movidas de Saldívar, que incluso resultó prendido sin consecuencias. Cortó la oreja el mexicano, pero supo a poco, porque privó de ver a un buen novillo y él así mismo se privo de mostrar la dimensión que se le puede adivinar. Pero así está la tauromaquia moderna, buscando siempre como aniquilar la bravura que tan poco interesa.

Thomas Joubert fue una decepción por la poca firmeza de planta que demostró. No sé sabe si por lo claustrofóbico del escenario, lo primero que se apreció de Joubert fue un feo aspaviento al ser desarmado a las primeras de cambio por su primero. Su suerte fue que sus cebadas derrocharon bendita nobleza y les dio como igual cómo, cuándo y dónde les presentase las telas. Porque si mal estuvo Joubert, también conocido como Tomasito, bastante peor andó la cuadrilla.

Al final, lo mejor de la tarde lo hizo el rejoneador López Bayo, que se arrimó una barbaridad a su novillo-toro, sin importarle pisar terrenos comprometidos. Por su buen hacer y por la calidad y demostrado valor de su cuadra de apalusas, fue el único que en toda la tarde contó y captó la atención del respetable. Mereció el triunfo, pero lo lanzó al garete cuando el rejón le hizo guardia.

La tarde empezó con un pequeño homenaje a José Martínez 'Limeño', estrechamente vinculado a la Setmana de Bous de Algemesí como veedor. Fue una cosa breve, y así y todo, hubo a quien le molestó. Decididamente, en Algemesí hace falta alguien que haga algo por la cultura taurina.

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