31 enero 2011
las fallas de 2011, un feria muy sufrida
Decía Simón Casas el esfuerzo realizado para que estuvieran todas las figuras en València. Que estaban todas a excepción de un "señor", que ya veremos si viene por julio. Que con esta feria su intención era alcanzar su "objetivo de calidad" y que por eso estaban todos. Que no era como otros empresarios que se ponen medallas por dejar a uno u otro fuera de una feria.
Al escuchar eso --o algo parecido--, uno miraba a la derecha del propio Simón Casas, veía a su socio Enrique Patón, y se acordaba de lo que ya nadie se acuerda: de las veces que Ponce lleva fuera de la Magdalena o El Juli, quien precisamente este año vuelve tras años ausencia a la plaza de Castellón.
Pero volvamos a lo que nos ocupa. La Feria de Fallas 2011 es muy sufrida. Es decir, sin mover una coma, admite diversas valoraciones. Escucharlas, aceptarlas y expresarlas depende de la objetividad de cada cual. Que en la feria están todas las figuras, es verdad. Al respecto cabe decir que no hay más cera de la que arde. Excepto Ponce con dos tardes, el resto va a una y así sólo salen cuatro carteles que, aun sin rematar, deberían aspirar al lleno. A saber: los días 12, 17, 18 y 19 de marzo.
Y de todas las anunciadas, la única fecha que de verdad llama la atención sucede en mayo: el mano a mano entre Miura y Victorino con De la Rosa, Padilla y El Cid, que se ofreció subiendo un escalón al que no llegan --o al menos no se ofrecen como el de Salteras-- el resto de figuras, que como vemos, en València eligen a su gusto: Jandilla, Núñez del Cuvillo, murubes del Capea o Las Ramblas. Por eso el único cartel que ha merecido ser noticia ha sido ése, el del 7 de mayo.
Mención a parte merece la corrida del 12 de marzo, donde se anuncia Victoriano del Río, una de las ganaderías triunfadoras de la temporada pasada en València y en el resto del mapa taurino. Es todo un detalle. Ponce y El Juli arroparán a Vicente Barrera en sus últimas Fallas. El cartel redondo 'a la valenciana' resulta muy oportuno para inauguración de la reforma en el coso de la calle Xàtiva. Al día siguente un cartel con "proyección comercial" y para otro tipo de público, según el empresario, con toros de Jandilla. Apetece ver a Talavante.
Ganaderías encastadas como Alcurrucén y Fuente Ymbro vienen con carteles de menos pompa y alguna que otra presencia dudosa. Son los carteles de los cromos, los favores y los asalariados. Desinteresadamente se podrían mejorar, pero como en el negocio hay intereses pues han quedado así y han dejado fuera a gente con méritos sobrados.
Cambio radical y turno para las figuras. En casi todas las plazas sucede, pero en València más todavía, que la plaza, desde el toro al público, pasando por el palco, se transfigura y se pone más facilona todavía. Son tres carteles para llenar. El del 17, con los cuvillos Morante, Manzanares y Luque, es tal vez el cartel más rematado --junto al del 19. Los murubes del Capea no permiten lanzar las campanas al vuelo, pero al parecer a Cayetano le encantan. No es la primera vez que se 'ofrece' para matarlos en València. Perera y El Cid tienen la obligación de hacerse de notar en el arranque de la temporada.
Juan Mora empieza a recoger los frutos de media docena de muletazos en Las Ventas. En València hará el paseíllo el día grande junto a Ponce y Castella. Esperemos que la mecha se encienda por alguna parte (de competencia adolece este cartel) y que los de Las Ramblas estén a la altura. La de rejones, por cierto, será numerosa por ausencia de Hermoso y Ventura.
Y para cerrar, la de Adolfo Martín para contrastar y desempalagar. Alberto Aguilar, Rafaelillo y Tomás Sánchez, los afortunados.
En las novilladas hay oportunidades a destiempo y al menos una ausencia, la de Esaú Fernández.
La feria, repetimos, es muy sufrida. Admite valoraciones para bien y para mal. Pero es lo que hay. Tanto se puede decir que hay cuatro carteles buenos como que rematados sólo hay un par siendo generosos y que de ocho corridas sólo cuatro aspiran al lleno siendo optimistas, pues aunque la plaza ahora sea más cómoda y cuente con 2.000 localidades menos, el aumento de precios llevará a más de uno a pensárselo dos veces o a elegir sólo una corrida en vez de dos.
Decir más ya es especular demasiado. Falta el toro, su presencia y su voluntad y la de quienes se pondrán delante para sacar las conclusiones definitivas.
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