12 marzo 2011

fallas 2011/ vicente barrera ante su despedida

Arranca la Feria de Fallas, si el tiempo no lo impide, más fuerte que nunca. El nuevo aspecto de los tendidos del coso es el motivo único y principal. Cartelazo con toros de Victoriano del Río para Enrique Ponce, Vicente Barrera y Julián López 'El Juli', sin duda el más rematado del ciclo aunque en clave valenciana, entiéndase.

La ganadería que se anuncia es tal vez la de mejores garantías para las figuras, y al tiempo la que más convence al aficionado. Ejemplos como el tal 'Forajido' lidiado en la pasada Feria de Julio son las excusas para confiar con los de Victoriano del Río. Por ello se agradece que Enrique Ponce y El Juli se hayan decantado por este hierro, aunque a decir verdad son dos toreros a los que ya cansa ver en un mismo cartel, aunque a lo mejor va y hoy se estimulan más que nunca. Todo puede ser.

Pero tal vez el gran protagonista de la tarde sea Vicente Barrera, quien afronta su último paseíllo en Fallas y el inicio de la temporada de su despedida, que ya veremos por donde le lleva. Tal y conforme están las cosas, y más habiéndose tomado sabático el pasado 2010, muy fácil no lo tendrá.

Pero el caso es que se despide un de los toreros de quien firma. Uno de los toreros, tal vez el primero, al que siguió desde su explosión novilleril, un torero sorprendente y el autor de una de las más grandes faenas que uno haya visto.

1993 es el año en el que aparece un nuevo Barrera. Habían pasado 60 años de los tiempos del abuelo Vicente Barrera i Cambra. Y la novedad llega con fuerza. Su personalidad y estilo cautivan y va dejando faenas increibles de mucha firmeza y verticalidad. Su ternura ayuda en todo ello.

Vicente Barrera era algo así como el primer torero del siglo XXI. Con la carrera de Derecho finalizada, siente la punzada repentina cuando ya no era ningún crio y sabía muy bien lo que se hacía. La suerte le sonrie.

Uno por entonces empieza a madurar como aficionado, no le importa dejarse los ahorros en una novillada a los 13 o 14 años y se compra una entrada de segunda naya para ver como Curro Romero le concede la alternativa a un Vicente Barrera que había abierto la Puerta del Príncipe de Sevilla y todo. En ese aspecto había superado al abuelo.

La alternativa, tal y como título Joaquín Vidal, 'quedó en veremos'. El crítico de cabecera de uno coincidía en el gusto por la tauromaquia de Barrera, no así el propio Barrera con la pluma de Vidal. Cosas extrañas. El año 1995 en la Feria de Julio Ponce hace cinco paseíllos y Barrera cuatro. El licenciado en derecho había encontrado su sitio en las ferias y lo mantedría hasta finales de la década de los 90. Su entrada en el nuevo milenio no fue buena. Percances y lesiones le quitan el sitio. La tierna elegancia de los inicios pierde su encanto, cambian las formas y así  hasta hoy con temporadas breves y alejado de los grandes circuitos.

Pero mucho antes de todo eso aquella novillada de la Feria de Julio del 93, aquella demostración de valor en el 95, la tarde con los Victorinos que nos puso el corazón en un puño y, sobre todo, el faenón del 19 de marzo de 1996 al toro 'Enfadado' de Luis Algarra. Memorable e histórica; breve e intensa; Un inicio por estatuarios de atragantón, el largo toreo en redondo, suvidad en los naturales, las arrebatadas manoletinas de rodillas y el mejor cambio de mano que uno haya visto en su vida. Es una de las mejores faenas que uno haya visto y, seguro, la que más veces ha visto.

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