Rafael Moneo fue autor del cartel de la Feria del Toro de 2009 |
El arquitecto Rafael Moneo en una entrevista realizada por Andrés Amorós y que ayer se publicó en ABC. Moneo será el encargado este año de realizar el pregón taurino de la Feria de Abril de Sevilla.
—Alguien que ha trabajado en Dinamarca, en Los Ángeles, en Harvard, no es precisamente un castizo. Pero te gustan los toros.
—No hace falta ser un castizo para que a uno le guste la Fiesta. Tú lo sabes de sobra. Yo nací en Tudela y, allí, desde que era niño, el toro estaba muy presente. Como tantos niños, yo jugaba a los toros y estaba interesado por los encierros.
—¿Llegaste a correrlos, alguna vez?
—¡Por supuesto! En mi pueblo, entonces, se corrían vacas: los jóvenes pasábamos miedo y disfrutábamos, venciéndolo. Sufrí alguna voltereta, en los encierros de Cascante. También los corrí en Pamplona, desde los 17 años a los 25.
—¿Ibas también a las corridas?
—Sí: recuerdo haber visto torear a Manolete, en Tudela y en Huesca. Entonces esto era normal, no suponía ninguna singularidad ni compromiso ideológico.
—¿Te consideras aficionado?
—He mantenido siempre la afición, el interés por la Fiesta, pero no de asistir muchas tardes. He ido a los toros, sobre todo, en San Fermín y en San Isidro, con amigos; también, cuando seguía a algún diestro que me interesaba especialmente.
—¿Cuáles han sido esos toreros?
—Antonio Ordóñez, por la suavidad, la naturalidad, el temple; Paco Camino, por el mando; Antoñete, por el sentido de las distancias, algo tan importante para un arquitecto; ahora, José Tomás, por la sensación que transmite de estar solo con el toro, olvidándose del público.
—Las Plazas condicionan en gran medida el espectáculo de la Tauromaquia.
—¡Sin la menor duda! Las Plazas han contribuido de modo esencial a definir lo que es la Fiesta: las dimensiones, la cercanía al ruedo, la visibilidad, la luz. (Yo no entiendo las Plazas cubiertas). Es crucial, también, su relación monumental con la ciudad.
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