27 septiembre 2011

bous algemesí: jorge expósito triunfó en la presentación en algemesí, su pueblo

De la asfixia de la tauromaquia en Catalunya a la vida en estado puro de Algemesí en menos de 24 horas, no más 400 kilómetros y todo en una misma lengua el catalán que yo tengo por costumbre llamar valenciano. Fue esto ayer lunes 26 de septiembre en la novillada sin picadores de la Setmana de Bous d'Algemesí con erales de Gabriel Rojas para Alejandro Rubio (de Nimes) y los alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Valencia Cristian Climent y Jorge Expósito, que es de Algemesí y se presentaba ante los suyos a plaza llena.

Contraste: de la tristeza de las leyes prohibitivas y una afición más segura todavía de sí misma pero herida, a la felicidad de un pueblo volcado en su plaza por el toro y alejado de los prejuicios que esterilicen su cultura, la Cultura y su historia. Un ejemplo para quien lo quiera o lo sepa ver.

Impresionante lució Algemesí en el tercer día de su Setmana de Bous. Llena la plaza de madera y cuerda, apretados todos en 'els cadafals' y tres chavales que quieren ser toreros. Uno ya digo que lo tiene complicado por no decir imposible. Los otros tienen camino aunque a uno se le puede intuir más largo. La expectación era alta: se presentaba en su pueblo Jorge Expósito, que quiere ser. Y la entrega fue total y recíproca.

El primer triunfo de Jorge Expósito fue templar la presión. No era fácil y lo logró. A partir de ahí le funcionó la cabeza y el corazón. Con gusto hizo el toreo, bajo la mano y se quedó más firme que la mar. Resolvió con inteligencia y torería, y por la propias ganas del novillero que quiere ser se pasó de faena y se llevó tres volteretas que no le arredraron ni le cambiaron la mirada ni el color de la cara. La estocada defectuosa a su primero le obligó a descabellar --una suerte que todavía no maneja-- y eso le hizo perder quien sabe si las dos y el rabo y sólo se quedó con una una oreja.

Dos sí que le arrancó al sexto, un eral de Gabriel Rojas que le brindó a su abuelo y que le permitió ofrecer distancia en los cites en las primeras series y demostrar que sabe correr la mano. El eral se vino a menos en su voluntad de embestir y para asegurar el triunfo Expósito se tiró como un león saliendo volteado de la estocada... y el novillo rodado.

La eralada de Gabriel Rojas, de correcta presentación, echó uno que se salió por arriba en tamaño, casta y bravura. Fue el cuarto, un novillo para enmarcar: de encastada nobleza y largo recorrido. Enfrente el francés natural de Nimes Alejandro Rubio que no se quedó quieto un solo momento ni en el primero de su lote ni mucho menos con el colorado que hizo cuarto que fue de vuelta al ruedo. Lo mejor será que vuelva a los estudios o sino los ha dejado, que se centre en ellos totalmente que lo otro no puede ser.

El quinto también sacó casta y bastante que torear. Novillo pegajoso e intenso, con mucha embestida que dominar. Cristian Climent estuvo a ratos. El argumento de la casta es lo que tiene, que te desarbola los tuyos cuando menos te lo esperas. En conjunto variada e interesante, una buena noticia para los núñez de Gabriel Rojas.

Jorge Expósito bajo la mirada del campanar de la Basílica Sant Jaume triunfó, cuando la presión era grande y cuando hubo que mover cielo y tierra para que lo pusieran en la novillada sin picadores en su pueblo. Seguro que tapó alguna boca y eso también es bueno porque eso le debe exigir más a él mismo.


PS: Paco Montesinos en el blog División de Opiniones también habla del festejo.

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