08 octubre 2011

antonio puerta, la oreja del autobús

Antonio Puerta en València.
Arrancó la Feria de la Comunitat con una novillada pésima. Petardo sin paliativos de Los Chospes, que sólo lucieron una correcta presentación. Huecos por dentro, descastados hasta la desesperación y blandos. Si lucieron alguna virtud fueron las propias del aborregamiento. Sus embestidas poco tenían que ver con la casta y bravuro propia del toro, más bien del borrego.

Y eso para la terna de novilleros pues puede que mejor. Sale una novillada como sueña la afición y aquello a saber cómo se solucionaba.

Antonio Puerta demostró ser el proyecto de torero más serio. Lució valor sin estridencias, cierta capacidad para bajar la mano y saber estar en la cara del toro. Lo mejor lo hizo con su primero, el segundo de la tarde, que se dejó hacer. Pero se pasó de faena, escuchó un avisó, se le atragantó la espada, otro avisio, luego el descabello y se libro del 'toro al corral' por escasos segundos.

El quinto unió al vacío de casta sus malas formas. Por el derecho iba por arriba y a trompicones, pero de repente con la zurda la dejó puesta, ganó el paso, atacó y le ligo dos series de puro milagro. El autobús y pico que se había traído Puerta desde Cehegín despertó, y con ellos el resto de la plaza y también la banda. Quiso enredarse pero esta vez cortó antes la faena, estuvo certero a la segunda con la espada, arrancaron la petición sus paisanos, se unieron unos cuantos y se llevó una orejita. Con que poco se conforma el personal, oiga. Pero misión cumplida: el viaje en autobús ya valía la pena.

Manuel Fernández apareció en València por no se sabe qué motivos y se fue sin justificar niguno de ellos. Cuántos misterios entre las bambalinas del negocio taurino. No es que tuviera un lote para florituras, más bien al contrario. Pero entre las sensaciones que dejó su actuación pesó lo negativo.

David Sevilla, alumno de la Escuela de Tauromaquia de València, debutó con picadores. Para tan señalada fecha, sin duda, no elegió el mejor atuendo: vestido de triste, negro y azabache, que poco tiene que ver con las ilusiones que debe derrochar un novillero debutante.

Con el capote ésta para un curso intensivo porque por ahí apenas dio una en toda la tarde. En cambio, con su primero se templó luego con la muleta y se pasó con cierto gusto la embestida cansina hasta que duró por el derecho, porque por el izquierdo apunto estuvo de ser cogido y porque los de Los Chospes se rajaron todos antes de hora.

El sexto, como el quinto, ya no era para confiarse. Incapaz de pasar y muy mirón. Sevilla abrevió --¡por fin!-- en una tarde eterna, con cinco o seis avisos, casi dos horas y media y un fresco que nos escupió de la plaza con peor cara y así como encogidos. Lo mejor, el tercio amplio de entrada y la cuadrilla de Sevilla con Javier Rodríguez, José Manuel Montoliu --que se desmonteró tras parear al sexto-- y un Domingo Navarro siempre colocado.


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