09 noviembre 2011

berlusconi y urdangarín se ventilan la campaña electoral y su nada (gracias)

Del debate lo que más me asustó fue ver leer a Rajoy unos papeles escritos a mano. Me dio verdadero pánico que de repente no fuese a entender su letra y se le fuese el hilo de un discurso, que, demostrado queda, no conoce de pé a pá. Las ideas generales, no de su programa, sino de un estado democrático y de bienestar, le bastaron y sobraron para pasar el escollo del cara a cara con Rubalcaba. Alfredo, Rubalcaba o Pérez Rubalcaba --mala señal: demasiado nombre para un candidato tan visto-- hizo todo lo posible, no rehuyó, se fajó de lo lindo y en otras condiciones habría ganado, pero no en éstas de crisis y gobierno agónico e incapaz del que ha formado parte; en éstas circunstancias, suficiente hizo con palmar por la mínima o, según los más optimistas, lograr el combate nulo.

Y todo por el módico precio de medio millón de euros. La democracia convertida en espectáculo y los minoritarios cabreados por no aparecer. Total, ¿para qué? Si los dos partidos con opciones de gobernar no tienen la solución, estemos tranquilos que nadie más la tiene ni aquí ni en el Europa ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo. Bueno, en China probablemente sí, pero deben estar esperando un momento mejor todavía. Lo demás, perder el tiempo. Además, con lo fácil que es hacer hoy oposición. ¿Gobernar? Eso es más bien imposible.

El otro día lo dijo en otro foro bien diferente --la Universidad de Salamanca ni más ni menos--Salvador Boix con respecto a Catalunya y sus políticos. No son sus palabras, pero sí la idea más o menos. Dijo algo así como que en Catalunya sus políticos con acusada tendencia hacia los símbolos arrollaron con aquellos que del toro no consideraron propios y abolieron las corridas de toros en un plan de treita años de merma progresiva. Hay que perder mucho tiempo para ser tan certero y hacerlo tan perfecto y encima tener coartada. En cambio, dijo Boix, el resto de Catalunya está como está todo y lo verdaderamente importante --la sanidad y la educación-- para qué contar. Pues sí, como en todas partes. La política ha demostrado su inoperancia en la gestión ante la dictadura de los mercados y los bancos. Y o se queda a verlas venir o se carga lo underground como han hecho Catalunya y así al menos un cierto sector cree sentirse mejor.

La campaña, pues, pasado el debate, ha perdido toda su razón de ser. Por despilfarro, falta de propuestas reales, porque el 21N la prima de riesgo o el Banco Central Europa seguirán pesando más que el Rajoy de turno y porque en definitiva el pescado está vendido y sólo falta saber cómo de absoluta será la mayoría.

Y para comprobar que está demás la campaña, hoy: El anuncio del principio del final de Berlusconi o la imputación de Urdangarín, todo un Duque de Palma, en un caso corruptelas políticas como el empastre del Palma Arena. ¿Rajoy y Rubalcaba, quiénes son esos hoy? Si la crisis cabalga rampante por Europa y en Italia al mismísimo Berlusconi lo ha puesto de patitas en la calle y lo que parecía imposible --¡la impunidad mediática de la Casa Real!-- se ha demostado a 11 días de unas elecciones generales... ¿pero qué elecciones son estas que nadie se cree que lo que salga de ellas va a solucionar nada y por eso en plena campaña se ven apartadas de la actualidad? Poco que decir, nada que aportar.

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