Artículo publicado hoy en El País por Mercedes Gallizo Llamas (ex secretaria general y ex directora general de Instituciones Penitenciarias cuando se produjeron las escuchas).
(...)
Hay quien piensa que con el juicio y la sentencia sobre las escuchas
de la Gurtel se está castigando a un juez singular, egocéntrico,
ambicioso, poco cuidadoso con los procedimientos… Yo no lo creo. Se
están santificando las reglas de un juego repugnante: el de la
utilización de los principios del Estado de derecho para blindar hasta
el infinito la cobertura legal de la delincuencia organizada de altos
vuelos.
Cuando un imputado recibe en prisión la visita diaria de una corte de
abogados de minutas millonarias, la mayor parte de los cuales no están
personados en ninguna de sus causas, sin limitación de tiempo, sin
control de sus actividades reales, hay quien quiere pensar que está
asesorándose para su mejor defensa. Algunos no lo creen y deciden
investigar. No hay mucha gente que se atreva a hacerlo. Casi nadie. A
partir de hoy, mucho menos.
Un Estado implacable con los débiles y débil con los poderosos
pervierte el sentido de la justicia, del derecho y de las leyes. Alguien
debería pensar sobre esto.
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