Foto :: Plaza de toros de La Maestranza |
La corrida de Victorino Martín quedó a medias y según las manos tuvo mejor expresión. A medio camino de lo esperado, aun así salieron tres o cuatro que administrar, con los que tragar. Toros que no transmitían indiferencia, al contrario: emoción, y más con la apuesta de un mano a mano que Iván Fandiño se llevó de calle.
Tarde para marcar diferencias, de peso emocional, actitud y verdad: la que derrochó un Fandiño fiel a un concepto puro. Se puso en el sitio y apostó sin trapa ni cartón ante un lote serio, lejos, muy lejos del toro chochón al que le arrancan las orejas. Lo dicho, la tarde por contenido y emociones pesó bastante más que casi toda la feria, fechas históricas incluidas. Para ejemplo claro un dato, y es que perdí la cuenta de las veces que el corazón quedó apretado en un puño.
Se apretaba el puño con el corazón dentro, y luego surgía el toreo de la suerte cargada, firmes las plantas, la mano abajo y enroscado. Sin contemplaciones, con tandas de cinco o seis. Y lo hacía un tipo de Orduña, que está bastante más arriba de Despeñaperros, y tal vez por eso le dieron una oreja y le negaron otra que las cambió por dos vueltas al ruedo con cara de cabreo gordo. De Madrid, donde lo conocen mejor, salía lanzado. En Sevilla, en cambio, parece que hayan perdido la noción de lo que es el toreo de verdad con tanto toreo bonito.
Con el primero, a emoción, la tarde ya había cargado media feria. Muy en Santa Coloma, con temple y buen son de salida, fue toro de aguantar. Pitón de derecho de apuesta, y de no perdonar el izquierdo. La seriedad, posición ante a la cara del toro y disposición de Fandiño daban el primer toque de atención. Fueron palmas para el toro y ovación para el torero. A Mora a éste lo quitó por chicuelinas y por poco le parte la espinilla, que si se lo hacen a Cristiano Ronaldo, el Barça ganaba la liga. Fijo. Y otra cosa, Fandiño brindó a los que no estaban en la feria, sobre todo a Ángel Teruel y Curro Díaz... ¿leemos entrelíneas?
El segundo también se dejó de salida. David Mora, más dispuesto que resolutivo. Toro para tirar con mucho temple de su embestida, con su carácter. Palmas.
Un espectáculo lo del tercero. El toro pasó yendo a más los primeros tercios. Fandiño sin dudarlo un instante se la echó a la zurda y viendo el tranco del toro se lo llevó a los mismo medios. Había que subir la apuesta y que todos lo viesen. Ahí se impuso el torero sobre ambas manos y se vino abajo el Victorino. Estocada y oreja.
Jaquetón se llamó el cuarto. Larga cambiada y emocionante saludo de capa de David Mora. Toro con buen aire de salida y cumplidor en el peto, como el anterior. En el inicio de muleta se impuso el toro y de mitad para adelante fue Mora quien sacó la raza. Ya era tarde y el toro se vino abajo o se aburrió.
Fandiño siempre para el toro, en el quinto también. Faena iniciada a izquierdas, en el tercio. Series largas, mandadas y con mucho ajuste, sin dar un paso atrás. Y luego otras en redondo, más profundas todavía. Cómo está Fandiño. Cuánto poder su muleta. Este no es de acariciar, sino de poder por abajo y ligar cinco o seis. Lo ha hecho. Y qué espada y que vergüenza que se le haya negado la oreja. Dos vueltas al ruedo para que lo reconozcan la próxima vez que vuelva por Sevilla.
La última apuesta de David Mora fue el sexto, con el que se desmonteró tras parear El Chano. Tercio de quites, despedida de Fandiño por apretadas gaoneras con la pata adelantada y tropezado quite de Mora por verónicas y estupenda media. El principio de faena por abajo no fue el más apropiado. Estaba el toro listo para ponérsela y no andarse por las ramas. Mucho temple, colocación y no dudar. David Mora ofreció lo mejor, sobre todo al sacar naturales a camara lenta mientras el toro amenazaba con rajarse.
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