Los espadas en cartel, por este orden: Gallo, Gaona, Joselito, Saleri y Camará.
Y luego dice: "Habiendo probabilidad de que el diestro Juan Belmonte", el nombre con letras con cuerpo igual al que anunciaba a los matadores anteriores, "llegue a España oportunamente, tomará también parte en dichas cinco corridas, anunciándose el detalle de las mismas por parte de prospectos especiales". Todo un detalle el de Juan Belmonte.
Juan Belmonte, figura indiscutible de aquella época y de todas la épocas habidas y por haber, plasmaba su nombre en el cartel pese a la duda de llegar o no llegar a tiempo. Pero que se anunciase ya da entender que el hombre haría todo lo posible.
Hoy, en cambio, con bastante menos o incluso con solo mirarse al espejo cualquiera es considerado o se considera figura. De esos hay unos cuantos. En 1918 sólo había dos con rango auténtico de tal, se llamaban José y Juan, y hasta la afición estaba dividida por uno u otro. Por eso cobra más importancia el gesto de Belmonte en el cartel y, más visto desde una época en la que ninguno de los espadas hoy en activo ha dado tanto al toreo como aquellos dos de Gelves o Triana. Esta época adolece, sin duda, de dos o tres parejas como aquella, con compromiso y sin racaneo. Con ganas de llegar a tiempo, como Belmonte ante aquella fira de juliol de 1918.
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