17 agosto 2012

el verano tuitero (la versión 2.0 del verano peligroso de hemingway)

Después de un julio intenso en cuanto a actividad bloguera, agosto está hueco. Tres entradas y gracias. Y no será que no hemos tenido motivos para darle a la tecla. Unos cuantos, bastantes. Pero o nos hemos conformado con Twitter o nos hemos mordido la lengua o hemos preferido conspirar en la sombra o estábamos a otros menesteres, que de todo hay. Pero será cuestión de ponernos las pilas.

Los temas se acumulan y la torpeza se antoja generalizada y yo solo tengo un deseo: aterrizar el próximo martes en Bilbao, cosa seria.

Pasó el 15 de agosto y para acordarse del 3 y 4 de agosto en Huelva ya toca hacer un esfuerzo si no estuviste allí. La temporada se antoja que va golpe tuit, y con los tuits ya se sabe lo que pasa: que el time-line se los lleva. Pasa siempre, por muy calientes que vengan. Será por el calor o por la tensión acumulada tras un cúmulo de errores encadenados y sinfín.

Cae Hemingway aquí y ahora y aquel verano sangriento o peligroso --The Dangerous Summer-- quedaba, según está el panorama, en 'el verano tuitero' y se iba de tanto compadreo a su Illinois natal o a otros parajes de con emociones mayores.

Luis Carlos Aranda analizó la situación en menos de 140 carateres y lo clavó: "El toreo padece el cambio climático, lo de octubre ocurre en agosto". Y no dudé en apostillarle: "En vez del verano sangrieto es el verano tuitero".

Anda revuelto el patio, sí. Pero hay que matizar. Un toro de Gavira le metió un cornadón tremendo a Fernando Cruz en Madrid el mismo 15 de agosto, ese día que es un clavo ardiendo para muchos en medio de una temporada que es un auténtico desierto de contratos y oportunidades. La noche del 13 de julio un novillo en Ávila por poco parte en dos a un tío fuerte como Vicente Yangüez 'El Chano', que aspira al milagro de volver a andar porque lo de volver a poner banderillas ya parece un imposible. O incluso Cayetano Rivera y Ruiz Miguel, veterano al que parecía no importarle pasarse de rosca, se han llevado porrazos más serios de lo que aparentan. Son esos casos algo más que excepciones para seguir confirmando la regla de la dureza de esto.

En plena temporada Twitter echa chispas. Taurinos y profesionales de primera línea, prensa y aficionados le hemos cogido el gusto. Vamos, que hasta nos gustamos cuando la soltamos. Nos encanta sentar cátedra o creérnoslo al menos. Nos encanta nuestra verdad como si todo lo demás fuera una auténtica mierda. Las cosquillas las buscan y encuentran con tremenda facilidad los taurinos entre sí. Y es para reír (por no llorar).

Habría sido cuestión de recopilar tuits a lo largo del verano para comprobar tantos vanos intentos para tapar las innumerables torpezas repetidas una y mil veces, tantas buenas ideas desperdiciadas y tanta bilis vomitada para bien. Si Twitter sirve para deahogarse, adelante. Sería curioso ver a matadores dándole a la tecla, consultando diccionarios para no meter un gambazo ortográfico. A esas camarillas conspirando a base de MD y whatsapp preparando las ofensivas ¿Ofensivas he dicho? Sí, y es que hay quien se toma esto como una guerra y el verano tuitero está siendo también muy peligroso.

Twitter es el totum revolutum y hacer destacar un mensaje es harto complicado. Ya hace falta incluso tirar de hemeroteca para señalar discursos que vienen repetidos de serie en el planeta de los toros. Los tuits de Alfonso Santiago al respecto citando a Clarito, Cañabate o Don Pío el pasado 12 agosto. Discursos y realidades: la exigencia frente a una pretendida comodidad de los mandones de esto ha sido una constante a lo largo de la historia del toreo y se ha repetido escalafón tras escalafón. Si ha existido un discurso, una voz de denuncia repetida una y otra vez es porque ha existido un comportamiento idéntico en cada escalafón: ¿o es que aquí la prensa y la afición inventan? Que está claro: que si Joselito y Belmonte se aliviaron alguna que otra vez, eso no ha hecho mella en sus historias, tal vez las más grandes de la historia del toreo; lo mismo que de Manolete poco importa si lidió utreros afeitanados a lo largo de una carrera jalonada de cornadas, grandeza, estoicidad y con final trágico en Linares; o que si El Juli una vez lidió una corrida en Castellón con toros sangrando por los pitones, eso no impide reconocer que es de las tres o cuatro máximas figuras de las últimas dos décadas. Poco importa, o no.

Pero es que de eso se trata. De soportar la exigencia y triunfar pese a todo. Que ahora la presión de esa exigencia es más directa y cantarina a través de Twitter, puede ser. Pero ni más ni menos que la que va con los tiempos. Como la pretendida comodidad que buscarán siempre las figuras: el billete más grande, el toro más a modo, así, asá, de Domecq o de Perico de los palotes. Para prueba, tantas y tantas ferias, la misma canción y la historia repitiéndose una y otra vez. Esta vez, por Twitter y en tu time-line en toda tu cara.

Es el Trending Topic del toreo para bien y, tal y como están las cosas socialmente, para mal. Porque las soluciones no llegan, la voluntades no dan con los puntos de encuentro y da la impresión que ni lo intentan.


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