05 septiembre 2012

vas a verme por la tele (#yoverélacorridadetve)


Puede que pienses que va a ser el fin de mis días,
pero cariño no he terminado todavía.

Puede que te quiera, 
puede que no sea así,
puede ser que tu mierda
me ha dejado influir.
Puede que sea yo
el que está pensando 
que así está mejor.

(Vas a verme por la tele, de Los Planetas)

Hoy, casi seis años después, vuelven los toros en directo a Televisión Española. Lo que era habitual dejó de serlo por motivos políticos, periodísticos o pseudopsicológicos. A saber. El caso es que, y ahí el atraso, la retransmisión de esta tarde se espera con enorme expectación. Con tanto nerviosismo por quienes más deseaban que regresara este momento, como cobardía de unos pocos, como el Consell l'Audiovisual de Catalunya, que ha tratado de establecer un cordón sanitario argumentando protección a la infancia para que Catalunya no contemple la corrida de toros, que a todo esto se celebra en Valladolid con El Juli, José María Manzanares, Alejandro Talavante y toros de la ganadería de Victoriano del Río.

La situación y los contrastes con los que afrontamos esta retransmisión, que acabará siendo un auténtico acontecimiento, me han hecho recordar algo que tenía olvidado del todo: aquellos consquilleos que de vez en cuando se metían en mi tripa cuando, de muy pequeño, me disponía a ver algo en la televisión, normalmente o una corrida de toros o Barrio Sésamo.

Los toros y TVE han mantenido relación desde la misma inauguración del ente hasta octubre de 2006. De repente, la corrida de toros fue valorado como un problema que mejor esconder. Hasta hoy. Tras varios palos continuados y unas tragaderas por parte de la masa social que está por los toros de tamaño descomunal, la negación mediática y política de lo taurino ha sido de una tremenda desfachatez

Desde la tesis antitaurinas teñidas de las 'mejores' causas y la más absoluta manipulación política y democrática, se quiso hacer creer a la sociedad que se vivía el fin de los días de la Fiesta de los Toros. Pura invención. Esto no ha terminado todavía, ni mucho menos.

Es más, los toros no han desaparecido de la televisión. Pero la vuelta de la tauromaquia en directo a la televisión pública de todos, donde nunca debió faltar, está cargada de simbolismo. Tal vez demasiados: del de un rito vivo en pleno siglo XXI y cargado de emoción, al meramente político.

Lo mismo que el último gobierno socialista hizo el traspaso de los toros a Cultura y apenas caló el mensaje anti, que con el Partido Popular vuelva los toros a La Primera permitirá agitar el tópico de toros y rancia derecha. A huevos lo tienen.

Pero la profundidad del mensaje propio, el de la Fiesta de los Toros, esta vez tiene todo el recorrido posible. Que la tarde de hoy en Valladolid sea un 'como decíamos ayer' y que a partir de aquí, seis o siete tardes claves se afiancen en Televisión Española a lo largo de la temporada. Tampoco hace falta más para sembrar la semilla, afianzar las raíces y crecer y sostener un tronco, que beneficia a todos, a la propia televisión de pago que apuesta por ofrecer las grandes ferias e incluso a los antitaurinos, aunque sean incapaces de quitarse la venda y respetar.

Este paso dado por el sector taurino tras muchas negociaciones, múltiples equivocaciones y una preocupante inoperancia, sabe a gloria y es un reto para todos. Por lo sufrido, por los insultos soportados, porque no se ha respetado nuestra libertad de expresión, por la respuesta que vamos a ser capaces de dar y, sobre todo, por la mera imprevisibilidad a la que nos enfrentamos en una corrida de toros.

Eso es y será esta tarde y siempre lo más grande de esto. La misma vida.

Suerte a todos.


PS: Y todo el apoyo a los profesionales que van a llevar a cabo la retransmisión, el equipo de Tendido Cero, que en todo este tiempo ha ofrecido puntual información en TVE con enviadiables audiencias y llegado el momento, hoy, dará lo mejor de sí. Hoy son la voz y los ojos de muchos.




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