La Feria de Fallas se argumentó (o se vendió) esta vez en tres ciclos. El primero ha finalizado hoy, la llamada feria de las novilladas. Y son varias las conclusiones que se pueden realizar ya mismo.
- Román ha calado definitivamente. Aficionados veteranos de verdad aseguran que tras ver a Román se han quitado como 30 años de encima. Es lo que tiene la pasión. Sin duda, se sitúa ahora mismo como gran referente del escalafón.
- La renovación es necesaria, pero no conviene precipitarse. Posada de Maravillas, José Garrido, Lama de Góngora o Vicente Soler tienen mucho camino por delante y la cita de Fallas les ha venido pelín grande. Hay que pensar las novilladas de otra manera. No conviene estrellar el futuro así como así esperando que suene la flauta.
- Algún novillero valenciano con mayor bagaje merecía haber aparecido en estos carteles visto lo visto.
- Solo una oreja por tarde y cada una de diferente peso dice bastante de la falta de criterio de un palco que seguramente a partir del día 16 tendrá otro criterio. De los trofeos está la oreja de Román, que supo a poco y por eso dio dos vueltas al ruedo, luego está la de Javier Jiménez (un novillero hecho y con oficio) y por último la de Vicente Soler.
- Pese a estar anunciados tres hierros de una misma procedencia, las diferencias han sido abismales y la sensación final es muy pobre y a menos en todo momento. Perfecta la presentación, pero muy bajo el contenido. Jandilla y El Parralejo dejaron mucho que desear.
- El efecto Román ha pesado entre el público. Se notó al día siguiente, cuando causó baja por su lesión del hombro, que a la tarde le faltaba algo. Y ya en la última de las novilladas la sensación que daba el público era que ya ni sentía ni padecía.
- Público vino entre suficiente y menos de lo esperado.
- Desde la presidencia igual se tragaron las dos orejas de Román o la vuelta al ruedo de 'Tañidero', que mantuvieron algún novillo inválido, por ejemplo el cuarto de Jandilla.
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