Interesa y mucho El Juli, por su momento y porque no viene por València desde hace dos años. Interesa y mucho un Morante de la Puebla que nos dejó una de sus cumbres artísticas las pasadas Fallas. Son los dos grandes pilares de la clásica Fira de Juliol.
Foto :: Rullot
Foto :: Arjona
Lo suyo habría sido juntarlos, ¿no? Pero a Julián López le acompaña José María Manzanares, que ojalá quiera contestarle aquel golpe de efecto julista del domingo de resurrección sevillano; y Alejandro Talavante hará el paseíllo que en un principio le correspondía a JT junto a Morante: demostrar los galones de la figura que sale de Madrid por la puerta grande es lo que toca. Son dos tardes con capacidad de sobra para desbordar la pasión, con excusas suficientes como para afrontarlas a cara-perro, pero falta el cetro en juego, algún cetro, y sobra apariencia de valla al corralito.
El futuro solo llega por un cartel, el de la novillada de Daniel Ruiz con Román, un Martín Escudero prácticamente inédito y del hablan y muy bien y la presentación con caballos de un nuevo Armillita, lo que le da al primer festejo de la Feria de Julio interés internacional y envergadura atemporal por eso de la continuación dinástica.
En lo de rejones no viene Pablo Hermoso de Mendoza. Sí está Ventura. Y el conjunto huele a que la historia para no dormir de Bilbao trae varios capítulos. Qué tristeza. Al final los taurinos y sus compadreos son los que han permitido una feria de julio así. Sin ningún cetro en juego, con manos a mano que por el ganado elegido, como si de un festival se tratase, ya se antojan de baja intensidad y carteles caducados que no aportan nada al futuro de la tauromaquia. Y sabe mal meter en ese sacó a un Sebastián Castella, quien a su bola seguro tratará de destacarse en una feria con la que siempre tuvo buen rollo, e incluso a Daniel Luque, que vuelve con el título de triunfador fallero. Pero la verdad es que sus actitudes merecían otras combinaciones, o a Padilla, cuya historia se está revelando como un ejemplo constante.
En lo ganadero, la Feria de Julio es una oda a la domecquización o domecqsticación, según dicen algunas malas lenguas, que no propone nada más allá de que los toros en apariencia salgan en el modo pluscuamperfecto según los predefinieron para el triunfo o que incluso se dé la dicha y alguno se salga de la norma y obligue a una lidia cuanto más rica, artística y poderosa, mejor. Aunque uno ya no sabe qué esperar si tomamos como referente la corrida de Garcigrande de las pasadas fallas, que pese a salir perfectamente predefinida, se fue con las orejas colgando.
Al final, saben, la postura más sensata y responsable respecto a esta Feria de Julio es la que ha tomado su gran ausente: Enrique Ponce. No está porque no que quiere, pero si quisiera no sé si le habría apaetecido. Porque luego surgen muchas preguntas: ¿Qué, quiénes, por qué, a quién...?
Esperemos que al final todo encaje y sea para bien. La Plaza de Toros de València a fin de cuentas se lo merece.
PS: Por cierto, no está Ponce, no. Tampoco está Iván Fandiño, que en la pasada Feria de Julio se encerró con seis. ¿Más preguntas?
PS2: Allá en octubre Joselito Adame y Manuel Escribano catarán los 'beneficios' de haber triunfado en Madri y Sevilla, respectivamente. En una fecha que no es ni mucho menos la más deseada por todos. Pero sin duda ese 9 d'Octubre será el día de la vida de Jesús Duque, que tomará la alternativa. Los tres buscan y ofrecen futuro.
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