La descaixonà era la oda al toro bravo en su desnuda expresión de la Fira de Sant Jaume y hoy la sostiene una cuadrilla de valientes recortadores que hacen el don Tancredo, el manso humano y la moto torera o el salto de la garrocha. La descaixonà, la actual, ni es pasado ni tampoco futuro.
El pasado era el toro. Esa Fira de Juliol que contaba por norma con una de Miura, otra de Pablo-Romero y así. No hace mucho llegó a salir una de La Quinta que quitaba el hipo y partía la luna en dos. El presente es la desencajonada de dos corridas que no cumplen las expectativas. Una --la de Las Ramblas-- simplemente pasa por aceptable y cierto remate; la otra --la de Núñez del Cuvillo-- se antoja una novillada impresentable.
Ahí está el vídeo de la velada:
Y la luna sigue retadora y no hay toro que asuste ni que enamore. El pasado es pasado y el presente preocupa en su deriva, no convence y despierta la duda: si esto enseñan a la luz de semejante luna, ¿como será lo que no enseñan? ¿Merece darle un voto de confianza al misterio? Merece...
Y que la ola de un publico festivo al reclamo de lo popular y al sorteo de un Fuente Ymbro para els bous al carrer no tape la realidad de una desencajonada y de una Feria de Julio definitivamente sin toro y con escasas rendijas para discernir el futuro. La moto torera fue lo mejor de una noche en la que tampoco hay becerristas con ganas de tocar la luna.
PS: El sítoma es que a la luz de la luna llena una moto y una vaca resabiada lucieron más que dos corridas, porque solo dos fueron capaces de enseñar, para la Feria de Julio. Algo falla.
Aunque saben: de ver a Román, al nuevo Armillita y a ese Martín Escudero unos cuantos tenemos ganas. Aunque sea con una de Daniel Ruiz. Y eso será hoy mismo.
¡Empezamos!
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