europa salvaje

Europa ha votado salvaje. En tiempos en los que casi todo se pone en duda, todo es susceptible de ser interpretado de manera crítica y nada es realmente lo que parece, Europa se ha acercado a las urnas en total libertad para, con los papeletas ya recontadas, desvelar tantos misterios como encrucijadas o claves se nos antoje desentrañar. Buscar soluciones, aplicar correctivos, descubrir nuevas vías y hacerlo todo sin el más mínimo prejuicio. Para eso han servido unas elecciones europeas de voto asalvajado. Porque para enteder una situación, lo mejor es encotrarle un nombre y luego tratar de definirla. Gusten más o gusten menos, las elecciones europeas desde España han ofrecido un reparto precioso e ideal para ponernos a cabilar a todos y cada uno de nosotros. Una respuesta sorprendente a los que se creían líderes morales y opinadores que repetían por activa y por pasiva que estos comicios iban a pasar sin pena ni gloria y una escasa participación. De eso nada. La sacudida ha sido tremenda. Y necesaria. También porque el escenario social y electoral europeo lo permitía. En lo que va de 2009 a 2014 hemos aprendido que para ir a Europa lo primero que nos sobran son sogas y prejuicios y que allí encontramos un buen espacio para experimentar con nuestro lado (nuestro voto) más salvaje.

El surgimiento de Podemos con más de un millón de votos y cinco escaño y la derrota bipartidismo de PP y PSOE, que juntos no suman ni el 50%, son el mejor ejemplo de ello; pero también la posición fuerte de la izquierda, la entrada de nuevas y deferenciadas formas de entender la política como Ciutadans o Primavera Europea, las lecturas en claves nacionalistas desde Euskadi y Catalunya según Bildu o ERC o el aviso de los irremediables varapalos que están por venir, como por ejemplo en la Comunitat Valenciana. Misterios, realidades o espejismos que no acaban de desentrañar los resultados de unas europeas de voto salvaje. Porque hacía falta, porque el redil provoca hartazgo y mala hostia y Europa de ser eso: el espacio donde caben todas las voces. Otra cosa es que sean capaces de entenderse. Porque aquí hemos mirado hacia España, pero en Francia su voto más asilvestrado se ha manifestado lamentablemente en otra dirección.

Pero bien, Europa (electoral y políticamente) salvaje como ejercicio catárquico no está mal, al contrario: muy requetebien.


PS: Adiós, Rubalcaba.


PS2: El rapto de Europa. O Europa en busca su liberación. Y el toro. Siempre el Toro.