Seamos sinceros. No cabe esperar nada. Nada, si no empiezan viendo a ver quién se atreve a conjugar el verbo INVERTIR, nada cabe esperar.
Inversión en un plan, en una estrategia de comunicación, en una estructura que represente e ilusione a todos, sobre todo al aficionado y al público, ya cansado de tener que bajar la cara continuamente en una sociedad en la que el sector taurino con su 'comunicación' palmera se fue escorando hasta quedar aislado, y encima insultado, menospreciado y, lo que es peor, IGNORADO en todos los ámbitos --sociales, económicos, culturales--, como si no existiera.
Permítanme dudar de que de esta reunión salga, unánimemente, el sector dispuesto a actuar desde ya con un presupuesto y una idea clara de hacia dónde ir. Vuelvo a repetir: ojalá. Porque todo lo que no sea eso no servirá de nada. Aun así, si hubiese acuerdo, probablemente éste ya llegase tarde para casi todo. Y no es pesimismo. Es realismo, memoria, apego a la calle, y también que lo de 'pro' del inicio lleva una buena temporada en seria duda. El interés por la tauromaquia ni se ha fomentado ni se ha difundido ni se ha trabajado, pese a los impresionantes números que el toro encierra, pero que ni el sector ni mucho menos la administración pública se han preocupado por oficializar.
El proyecto de la Academia de las Artes y Cultura de la Tauromaquia que elaboré junto a Ángel Moreno o la estructura presentada por el autor del blog Toros en el Siglo XXI son dos buenos ejemplos del camino a seguir. El editorial de Mundotoro de hace un par de días, también. Los estudios y artículos de Medina, Royuela o Lamet dan sentido a todo eso. La pena es que en la reunión de mañana en Sevilla solo estarán --o ni eso-- los responsables que han arrastrado a la Tauromaquia hasta aquí y la voluntad de algunos grandes empresarios con la cita ya es escasa o nula.
Es algo pronto, pero además toda intención de cambio debe tener un contenido consistente. No se puede vender la moto y seguir vaciando las plazas, buscando carteles a modo, fingir la competencia que de verdad debería nutrir los carteles o seguir demonizando unas ganaderías para seguir abusando de otras, o al contrario. Si somos conscientes de que necesitamos "un instrumento de acción necesario para revalorizar toda la fuerza económica, artística y cultural que genera la Tauromaquia y poder compartirlo con la sociedad", pero siempre "Desde el respeto a sus valores esenciales", y proponemos "el cambio en el modelo de gestión y en los métodos de fomento, difusión y análisis, con el objetivo de adaptarlos a los nuevos tiempos", lo que se debe hacer es demostrar esa intención con la acción real. Y ahí la Feria de Fallas de 2015 se presenta como una buenísima (y necesitada) piedra de toque.
Ya en la antesala a la rumorología, la confección de las corridas falleras se antoja un hueso duro de roer si los carteles no tienden a abrirse. El ciclo se desequilibra por la pelea de las fechas supuestamente buenas por los que más poder quieren demostrar. Concentrar el peso de la feria en el fin de semana de 14 y 15 de marzo sería un error del actual sistema, que busca más el acomodo que tratar de ganar el terrerno perdido: y es que no hay quien se atreva a darle contenido a las fechas que van del 16 al 19 si éstas caen entre semana.
Esa moda fallera no tiene más de cinco o seis temporadas. Y todo apunta a que va a seguir. Por eso la sensación ante la reunión del sector taurino pro de mañana es de esperar nada de nada. Porque tampoco valen las pequeñeces. Es momento de apostar todo. Ya.
1 comentario:
Cuando escribo este comentario no figura ningun otro sobre este tema ,precisamente en esto esta una de las claves de lo que esta pasando con el toreo,cada vez interesa a menos gente ,porqué?muy sencillo,los que manejan este mundo tienen el problema de que mientras unos estan haber como rebañan el plato,caso de las figuras,otros no saben ni por donde andan,caso de los ganaderos,en fin que a esto le quedan tres telediarios
Publicar un comentario