Todo empezó allá por el 14 de octubre con el nuevo pliego. Viejo nada más salir. Inútil. Sin sorpresa. Manipulado. Sustentado en el recorte. Mirando nada por la Tauromaquia y su futuro.
Continuó con la impugnación 12 días después por parte de Serolo. El derecho a la pataleta se lo habían puesto a huevos.
Había pasado un mes y todo estaba en el aire. Torpeza y mala gestión de la Diputación de València con la china de la plaza de toros en el zapato. De siempre lo llevaron mal. Políticos y administraciones, se confirmaba una vez más, son enemigos de la Tauromaquia aunque vayan vestidos con piel de cordero.
Sin que nadie tomase responsabilidades, la Diputación modificaba el pliego un 18 de noviembre. Para entonces Simón Casas ya había entregado su propuesta. Nadie más lo había hecho ni lo haría.
Desde entonces, el silencio, la oscuridad, la rumorología y la no-información. Lentitud administrativa, papeles, cifras, avales. Así fueron pasando las semanas y nada...
Hasta ayer mismo, que, aunque sin comunicado oficial, se firmó el contrato en la Diputación de València y Simón Casas Productions, que en todos estos 108 días, entre otras novedades, ha pasado a integrarse en la FIT. El contrato es por cuatro años más dos posibles de prórroga.
Los carteles de Fallas están prácticamente cerrados. Siete corridas de toros, dos novilladas, una sin picadores y otra de rejones. El cierre el 22 de marzo. Victoriano del Río, Garcigrande, Juan Pedro Domecq, Zalduendo, Núñez del Cuvillo, Fuente Ymbro y Cuadri.
Estarán todos los que deben estar, pero como siempre falta algunos y sobran otros.
La tuitosfera taurina ya ha hablado y con razón sobre el gran ausente: José Garrido. El futuro pierde ante el pasado que, por ejemplo, revuelve con Rivera Ordóñez. No hay regeneración ni visión global de futuro. Aquí se le podría echar la culpa de nuevo a los pliegos, a los políticos, a las administraciones, pero nunca hacerlo en exclusiva.
José Garrido, Pepe Moral, Jiménez Fortes y Urdiales debería empezar en Fallas. Sería lo suyo. Uno ya sabemos que no está.
Las figuras una vez más han mirado por sí mismas. Las empresas, también. Los carteles siguen sin abrirse de verdad.
La afición ha convocado el 15 de febrero una manifestación en Castellón. Es lo mejor que nos queda. Hay que ir. Porque la revolución como que no llega todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario