16 marzo 2015

#fallas2015/ es el día

Hace 21 años menos tres días de aquel 19 de marzo de 1994. Quien firma salió de casa con su padre para coger el tren en la estación de Catarroja y llegar a la plaza de toros de València para hacer cola y conseguir un par de entradas para la corrida de la tarde: eran las 7 de la mañana. En cartel toros de Juan Pedro Domecq para Espartaco, El Soro y Enrique Ponce. Porque aquel entonces el toreo todavía era cosa de ídolos de una infancia reciente. Y Espartaco y El Soro lo eran. Jornada intensa. Más de tres horas de cola. Dos entradas en el tendido alto del cinco. Sesión doble: también fuimos a la clásica matinal de rejones. Comida en Los Toneles y a los toros por la tarde. El maestro Vidal tituló su crónica 'El gran jolgorio'. Y decía de Vicente Ruiz 'El Soro':

El Soro es el único torero verdaderamente integrado en la valencianía, la conoce y la siente, y de ahí le sale ese toreo vibrante y barroco que podría ser exhibido con éxito en la plantà, para pasmo de propios y extraños. Un toreo meritísimo, por otra parte, pues largas cambiadas de rodillas a porta gayola no sujeta la violenta embestida de un toro en los mismísimos medios ciñéndole chicuelinas y verónicas. El Soro era un vendaval, que entró a los quites por navarras y por faroles, y con las banderillas -pares corriendo atrás, de dentro a fuera, del molinillo- se convirtió en un huracán. Muleta en mano no dio dos a derechas, esa es la verdad, pero mantuvo el tipo pegando giraldillas y descarándose con el toro a cuerpo limpio. "¡Torero, torero!", le aclamaban.


 Tras aquella tarde vino una de seis toros en Benidorm, un par de festivales, uno de ellos en València, y luego ya la nada. Las lesiones, las operaciones, el pozo y la vida a la que 21 años después le ha echado un pulso. Ya el paseíllo será una victoria. Xàtiva, Foios y, hoy, València. Un milagro, un sueño: Es el día.

Además, Enrique Ponce celebra el 25 aniversario de alternativa.

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